Sus virtudes pueden ayudar a nuestra salud
La reputación de la soja como un súper alimento es ahora más sólida que nunca: no sólo es buena para el corazón, también combate el cáncer y protege los huesos.
En un estudio reciente con 68.000 mujeres en China, las que comían una dieta rica en soja eran un 30 por ciento menos propensas a sufrir cáncer colorrectal. Y otro estudio con 14.000 hombres japoneses descubrió que el riesgo de padecer cáncer de próstata se reducía hasta en un 40 por ciento en aquellos con niveles altos en la sangre de isoflavonas (compuestos de la soja).
No hay duda: vale la pena comer soja. Lo que es más difícil de creer es que pueda tener rico gusto. Según Mark Bittman, autor de How to Cook Everything Vegetarian, “si trata bien a la soja, puede ser deliciosa”.
Aquí sus consejos
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Probá el edamame; podés guardar en el congelador estos dulces granos de soja. Compralos sin cáscara para preparar acompañamientos rápidos (cocinalos al vapor diez minutos y después poneles queso parmesano o salsa de soja). O agregalos en guisos o pastas.
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Experimentá con la pasta miso, hecha de soja fermentada (buscala en las dietéticas o comercios de comida natural). Agregá algunas cucharadas a sopas y salsas para obtener un sabor ligeramente almendrado y salado, o usá miso en lugar de manteca en papas o pastas.
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Transformá el tofu: secalo con una servilleta y congelalo. Al descongelarse libera líquido, lo que resulta en una textura más densa y fibrosa, perfecta para asar en brochettes, con salsas o teriyaki. O podés marinarlo y hornearlo a 175°C durante una hora para obtener una capa firme y un interior suave.