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El peligro de las dietas de moda

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La ansiedad por adelgazar nos lleva a adoptar dietas riesgosas para nuestro bienestar.

Existen cientos de dietas de moda que salen publicadas en revistas, en internet o en libros. Muchas se centran en un solo alimento, como “la dieta de la sopa”; en grupos de alimentos, como la dieta de “la zona”, exclusivamente proteica, o por la combinación de distintos alimentos, como la “dieta disociada”.

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Todas prometen un descenso de peso rápido, casi sin esfuerzos, pero la gran mayoría carece de fundamento científico. Es más, son desequilibradas, desde el punto de vista nutricional, y dejan de lado uno de los pilares fundamentales en el mantenimiento del peso que se baja: la actividad física. A largo plazo, estas dietas pueden provocar deficiencias en nuestro organismo, ya que carecen de nutrientes básicos como vitamina E, A, B6, folatos, calcio, hierro, potasio e incluso fibra.

Para evitar sufrir las consecuencias de las dietas de moda, aquí te mostramos las características de cada una:

  • Dietas muy hipocalóricas: aportan menos de mil calorías diarias. Si se somete al organismo a este “semiayuno” se debilita el sistema inmune y la resistencia a las enfermedades, y aumenta la pérdida de masa muscular. Se pueden presentar trastornos gastrointestinales, mareos, cansancio, dolores musculares, alteración en el período menstrual, insomnio, irritabilidad y depresión. Ingerir entre 600 a 800 calorías diarias no es sufiente para obtener todos los nutrientes necesarios. Es posible ayunar, en estos términos, un día o dos, pero extenderlo más conlleva riesgos. En especial en niños y personas de la tercera edad.
  • Dietas con bajo contenido en hidratos de carbono: la conocida “dieta de Atkins”. Se limita el consumo de cereales y derivados, legumbres, vegetales feculentos y frutas. La falta de hidratos de carbono puede derivar en un menor rendimiento intelectual por falta de glucosa, principal combustible del cerebro. Hay una mayor pérdida de líquidos y de masa muscular. Asimismo, se produce la liberación de cuerpos cetónicos que se producen cuando el cuerpo no recibe los glúcidos suficientes y debe quemar grasa y proteínas para obtener energía, lo que causa fatiga, mareos, mayor irritabilidad, dificultad de concentración y dolores de cabeza. Es importante recalcar que la entrada en «cetosis» no es automática, puede tardar hasta 72 horas. Por lo tanto, dejar los carbohidratos un par de días no suele ser un peligro inmediato.
  • Dietas proteicas como “la zona”: son ricas en grasas saturadas ya que hacen hincapié en el consumo de alimentos proteicos como carnes, fiambres, embutidos, huevos y quesos. El consumo de los mismos en cantidades elevadas a largo plazo aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular, diabetes, accidente cerebrovascular, y determinados tipos de cáncer. En el caso de los fiambres, la mayor parte de ellos poseen una alta cantidad de conservantes y saborizantes químicos, los cuales alteran negativamente la flora microbiana; esto es, los microorganismos que viven en nuestro sistema digestivo.

¿Por qué son peligrosas en determinadas etapas de la vida?

En el caso de los adolescentes porque carecen de nutrientes esenciales como vitaminas, minerales, calcio y ácidos grasos, indispensables para el correcto crecimiento. Hasta los 30 años es la época en la que se acumula la mayor cantidad de calcio en los huesos para prevenir enfermedades óseas en la edad adulta.

Una alimentación inadecuada en mujeres en edad fértil puede provocar dificultades a la hora de quedar embarazada. La alimentación ideal es aquella que incluye verduras, frutas, cereales y legumbres, junto con carnes magras y lácteos descremados, además de realizar de actividad física regular. El descenso de peso es una cuestión netamente de equilibrio: para bajar de peso se deben gastar más calorías de las que se consumen.

No se deje engañar: el aumento de peso no ocurre de la noche a la mañana, lo mismo que el descenso.

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