La longevidad tiene al menos dos componentes,: genético y factores ambientales (hábitos de vida, alimentación, estrés). Sobre estos últimos puedes tener injerencia.
- Hace algunos años, los gerontólogos revelaron que los residentes de la isla de Okinawa, al sur de Japón, vivían más años que los habitantes de cualquier otro país. ¿Su dieta secreta? Variedad de cereales, verduras, soja y pescado; poca cantidad de carne y de aves, y menos lácteos. Actualmente la expectativa de vida en Okinawa está disminuyendo debido a que los jóvenes de la isla llevan una alimentación que abunda La longevidad en comidas rápidas las cuales provocan niveles elevados de obesidad.
- Varios estudios sobre los mormones, los adventistas y los monjes trapenses -quienes tienen una alimentación vegetariana y siguen un estilo de vida tranquilo-, muestran que su expectativa de vida también es mayor.
- Un estudio español realizado en personas de entre 65 y 80 años demostró que aquellos que seguían una dieta mediterránea tenían un 31 por ciento menos de probabilidades de morir en los siguientes nueve años que aquellos que no lo hacían. Este tipo de alimentación incluye panes integrales, pescados, verduras y frutas y aceite de oliva; poca carne roja y alimentos procesados y refinados como helados y amasados de pastelería.
¿Comer menos para vivir más?
Desde 1930, se ha experimentado con ratas y ratones de laboratorio y se ha descubierto que limitar las calorías no solo retrasa el envejecimiento, sino que incluso revierte algunas de sus consecuencias. Al alimentar a estos roedores con una dieta muy baja en calorías -de un 30 a 50 por ciento de lo que normalmente ingieren-, los científicos han podido extender la vida tanto de ratones como de moscas de la fruta.
Por otra parte, se han diseñado estudios para ver si los monos, alimentados con una dieta que incluía todos los nutrientes requeridos, pero con dos tercios de las calorías normales, vivían más tiempo de lo habitual. Los datos indicaron que los primates que tuvieron una dieta magra, comparados con sus pares que comieron toda la comida que quisieron, mostraron una incidencia más baja de cardiopatías, diabetes y cáncer.
Una teoría sobre la conexión entre comer menos y vivir más explica que el metabolismo de los alimentos produce radicales libres, por lo tanto, cuanto menos comida se consume, menos radicales libres nocivos se generan. Es arriesgado no obstante intentar una restricción de energía por nuestra cuenta ya que las dietas hipocalóricas suelen presentar deficiencias de algunos nutrientes. Si bien se sabe que las personas mayores necesitan menos calorías, también hay que tener presente que el cuerpo envejecido es menos eficiente para absorber y utilizar algunos nutrientes.