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Secretos de la acupuntura

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El mundo de la acupuntura y la magia de sus agujas. Hoy por hoy, la milenaria acupuntura es una eficaz alternativa terapéutica para diversos trastornos.

 

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Estoy acostada sobre la mesa de trabajo de la acupunturista Sylvia Jansen, con el vientre descubierto y el pantalón arremangado. Tengo una aguja inserta en cada muñeca, otra abajo del ombligo y tres más en cada pierna; su propósito es activar mi chi cardíaco, mejorar mi función renal y aliviar mi falta de energía, que resultan ser mis tres puntos débiles. Ése es al menos el diagnóstico provisional de Jansen, al que llegó luego de conocer mis síntomas, examinarme la lengua, tomarme el pulso en ambas muñecas, revisarme las uñas e interrogarme sobre mi función intestinal.

“La acupuntura trabaja con la persona en su totalidad, con la energía que fluye por todo su organismo”, explica Jansen. “Cuando se produce un bloqueo o una deficiencia en el flujo de energía, aparecen los síntomas. Por ejemplo, si alguien acude a una consulta quejándose de problemas para dormir pero resulta que también presenta sequedad de ojos y uñas quebradizas y pálidas, es señal de que hay una perturbación en su sistema de energía. Entonces sé qué meridianos necesito estimular o relajar”.

Bienvenidos al mundo de la acupuntura. Hace 12 años que Sylvia Jansen la practica casi a diario, pero para mí es completamente desconocida. Aunque soy una persona siempre dispuesta a experimentar cosas nuevas, jamás había probado la acupuntura. Pensaba que esta técnica era el último recurso cuando fallaban los tratamientos médicos ordinarios.

“Muchas personas opinan lo mismo”, dice Jansen, quien hace poco trató a una mujer de unos 70 años que desde los 50 estaba totalmente incapacitada debido a fuertes dolores de espalda. Había probado todos los tratamientos alopáticos disponibles sin obtener ningún alivio. Entonces, tras someterse a tres sesiones de acupuntura, sus síntomas desaparecieron. “La paciente se sentía feliz de que ya no le doliera la

espalda, pero al mismo tiempo estaba muy enojada porque ninguno de sus médicos le habló jamás de la acupuntura”, cuenta Jansen. “Si lo hubieran hecho, posiblemente le habrían ahorrado mucho sufrimiento”.

El concepto de energía, o chi, es la base de la acupuntura. Según la filosofía china, que es el fundamento último de esta técnica, todo el universo (incluidas las personas) está lleno de esa fuerza vital, que tiene dos manifestaciones opuestas y complementarias: el yin y el yang. El yin representa el aspecto oscuro y negativo; el yang, el luminoso y positivo. Estas polaridades coexisten en todas las personas e idealmente están en equilibrio: permiten que la energía fluya por el organismo sin interrupciones.

Las líneas a lo largo de las cuales fluye el chi se conocen como meridianos. De acuerdo con los acupunturistas, todos tenemos 12, cada uno con un centro; por ejemplo, el meridiano del intestino delgado se extiende desde el dedo meñique hasta la oreja, pasando por el codo y el omóplato. Así pues, cuando alguien presenta síntomas de mal funcionamiento de ese meridiano, se le debe pinchar un pun-to situado entre el meñique y la oreja a fin de liberar energía.

 Según el acupunturista Jan Joost Kolsteeg, vocero de la Asociación Holandesa de Acupuntura, el término “meridiano” se presta a confusiones. “Cuando un acupunturista determina que un problema se localiza en el meridiano renal, esto no significa necesariamente que los riñones estén fallando”, explica. “Es sólo el nombre con que los chinos designan el funcionamiento de un sistema entero. En la medicina china, los órganos tienen muchas más funciones que las que reconoce la medicina occidental. Ésta es la principal diferencia entre ambas”.

Y da un ejemplo: “Supongamos que un paciente se queja de dolor de cabeza. Le preguntamos si es un dolor palpitante o agudo, en qué lugar se

localiza exactamente y si tiene otros síntomas. Si la persona presenta un dolor muy intenso y concentrado en la frente, de inmediato pensamos en el meridiano del bazo. Como este meridiano también se relaciona con trastornos intestinales y musculares, le hacemos más preguntas al paciente. No hay necesariamente una anomalía en el bazo; es sólo el nombre que se le asigna a determinado sistema”.

 Aunque Henny Pouw, de 75 años, no sabe cómo funciona la acupuntura, afirma que los tratamientos que le dio Sylvia Jansen lo ayudaron “inmensamente”. “Antes apenas podía caminar 50 metros —refiere—; me quedaba sin aliento. Ahora camino una hora y media todos los días”. Sus otros síntomas también desaparecieron. Durante tres años padeció dolor de ingle a causa de una punción lumbar mal hecha, y tenía los pies tan fríos que le dolían. “Hoy día me siento mucho mejor de todo el cuerpo”, dice.

Hay varias formas de acupuntura. La más conocida es la inserción de agujas en manos, brazos, piernas o pies; otra es la electroacupuntura, en la que se aplica una corriente eléctrica a través de la aguja, y existe también la acupuntura de oreja (auricular) y la de cuero cabelludo. Además, muchos acupunturistas utilizan hierbas y técnicas chinas como la aplicación de ventosas, que consiste en colocar pequeños vasos de vidrio sobre la piel y crear un vacío en su interior mediante una bomba especial o con calor. Y quienes crean que la acupuntura se usa sólo en personas, se sorprenderán al saber que los veterinarios también la utilizan, al igual que los dentistas.

“La acupuntura auricular y la de cuero cabelludo son terapias de zonas reflejas”, dice Rob Groen, quien practica ambas y también la acupuntura ordinaria. “En vez de considerar los síntomas en el contexto de los sistemas que operan en todo el cuerpo del paciente, como lo hace la acupuntura ordinaria, el problema se trata a través de ciertas zonas de la oreja o del cuero cabelludo. Por ejemplo, a una persona que padece dolores de cabeza se le pincha la oreja o el cuero cabelludo en los puntos relacionados con ese tipo de dolor. Se trata de un método más directo”.

Groen usa la acupuntura de cuero cabelludo para tratar principalmente trastornos neurológicos; por ejemplo, en enfermos de esclerosis múltiple que buscan alivio para sus síntomas, o en víctimas de ataques de apoplejía. En su opinión, se puede hacer mucho más por este último grupo de pacientes que sólo tratar los síntomas: “Si la persona inicia el tratamiento con acupuntura de cuero cabelludo poco después de haber sufrido el ataque, se reduce el riesgo de parálisis”.

La acupuntura auricular se emplea principalmente para tratar dolencias relacionadas con el estrés (como la cefalea por tensión) y trastornos del sistema musculoesquelético (como los dolores de cuello y espalda). Para eso la utiliza al menos Henk Vermaas, un ex cartero que empezó a padecer dolores de rodillas cuando tenía unos 25 años. Luego de consultar a varios médicos sin obtener ningún alivio, cierto día vio un aviso de un masajista naturópata. Pensó que no tenía nada que perder y pidió una cita. “El hombre trató mis síntomas de una forma que yo no conocía”, dice. “Me sometió a una terapia de zonas reflejas y a un masaje de meridianos; luego probé la homeopatía. Al cabo de dos semanas ya no tenía ninguna molestia”.

Henk se sintió tan complacido con los resultados que decidió dejar su trabajo de cartero para empezar a estudiar las técnicas de la medicina oriental. Hoy día, junto con su hijo, se dedica a practicar con éxito la acupuntura auricular y el masaje shiatsu. En los últimos 35 años no ha vuelto a sufrir dolor de rodillas.

Debido a esto, no hace mucho caso a las críticas que algunos científicos hacen a la acupuntura. “No se puede estudiar todo usando métodos científicos”, dice. “Antes de criticar, esos investigadores deberían someterse a un par de tratamientos. Me gustaría ver si después de probarlos siguen dando tantas voces de alarma”.

Aunque la relación entre científicos y acupunturistas aún dista de ser amistosa, periódicamente se publican estudios e informes que demuestran la eficacia de la acupuntura. En 2003, por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una lista de trastornos, avalada por estudios científicos, que pueden tratarse con esta técnica: depresión, rinitis alérgica, lumbago, dolores de cabeza, dientes y cuello, artritis, codo de tenista, naú-seas y vómito. La acupuntura también tiene un efecto positivo en otras afecciones, si bien no las cura: acné, asma, dolor de oídos, infertilidad, insomnio, obesidad, adicciones y esquizofrenia. La lista es impresionante.

Pese a ello, un grupo holandés que se dedica a combatir la charlatanería, el Vereniging tegen de Kwakzalverij, se mantiene escéptico. “La OMS no basó su lista en pruebas científicas sólidas”, dice Sjeng Lumeij, veterinario y miembro del grupo. “La OMS es una organización en la que todas las culturas quieren poner algo en la agenda sin darse codazos. Por lo tanto, su informe es más una declaración política que un documento  científico”.

A Sylvia Jansen no le preocupan las críticas. “La gente vive afectada por muchísimos síntomas que no se comprenden”, dice. “Aunque no se vea na-da bajo el microscopio, es un hecho que las personas sufren dolor. Me parece muy miope concentrarse sólo en los tratamientos que pueden estudiarse con métodos científicos”.

Diana Carballo, directora del Instituto Médico Argentino de Acupuntura sabe de la riña entre ambas ciencias. “Acabo de cumplir 60 años y todavía recuerdo que en mis primeros tiempos luego de recibirme solían mirarme mal mis propios colegas cuando explicaba a qué me dedicaba”, cuenta la médica. “Pero en cualquier libro donde se hable del dolor, la acupuntura tiene reservado su capítulo”, agrega.

El presidente de la Sociedad Argentina de Acupuntura, Samuel Aisemberg, considera que con el paso de los años, la gente fue cambiando su actitud frente a esta especialidad. “Aunque algunas personas recurren a la acupuntura cuando las otras terapias no les dan buenos resultados, cada vez son más los que se acercan ante los primeros síntomas”, dice el doctor.

“La mayoría de la población que atiendo ya probó varios tratamientos y muchos nos dicen que es lo último que van a probar”, reconoce Carballo.

Aisemberg observa un creciente número de pacientes que recurren a esta terapia. “Viene muchísima más gente, salvo el que tiene un temor enorme por las agujas —aclara—. Es una gran solución para pacientes que toman remedios permanentemente y esto le provoca muchos trastornos. La acupuntura forma parte de la medicina complementaria”, afirma el clínico

¿Cómo me fue a mí con la acupuntura? Al volver a casa en mi bicicleta, bostecé todo el camino y me sentí exhausta cuando llegué. Pero eso quizá se debió a que había hecho ejercicio esa mañana y no había dormido bien la noche anterior. Sylvia Jansen dice que se requieren varias sesiones para que el tratamiento surta efecto. Espero que tenga razón.

 

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