Los trastornos alimentarios en varones se encuentran en alza, con el agravante de que es menos probable que recurran a tratamientos para resolver este problema.
En un mundo en el que la imagen corporal devino en una obsesión impulsada por estándares inalcanzables, los trastornos alimentarios emergen como un reflejo del malestar emocional y social que afecta a millones de personas. Anorexia, bulimia y trastorno por atracón son solo algunas de las manifestaciones de una lucha interna que va mucho más allá del cuerpo.
Esta nota publicada en el portal Texashealth.org explica que la presión que enfrentan niñas y mujeres por alcanzar ideales de cuerpos poco realistas es desde hace tiempo objeto de debate, y muchos especulan que el aumento de los casos de trastornos alimentarios muestra una correlación directa con las redes sociales. Recientemente, los resultados de una encuesta organizada por Facebook señalaron que las redes sociales impactan de manera negativa en la imagen corporal de las adolescentes.
Sin embargo, si bien la atención en torno a esta cuestión se centra en las mujeres, los hombres también experimentan problemas de imagen corporal negativa. La dismorfia corporal, una mirada obsesiva sobre defectos percibidos en el propio cuerpo, afecta por igual a mujeres y hombres, según un informe de la Asociación Estadounidense de Ansiedad y Depresión.
Y, de acuerdo con datos provistos por la Asociación Nacional de Trastornos de la Alimentación, de los Estados Unidos, aproximadamente una de cada tres personas que experimentan trastornos alimentarios es hombre.
Efectivamente, la prevalencia de los trastornos alimentarios en hombres se encuentra en alza, según los resultados de un estudio reciente publicado en la revista especializada en salud masculina American Journal of Men’s Health. Sin embargo, es mucho menos probable que niños y hombres recurran a tratamientos para resolver este tipo de problemas, como afirma Dustin Webb, trabajador social clínico certificado y responsable del área de salud conductual de Texas Health Dallas.
“El estigma en torno a los hombres y los trastornos alimentarios es muy real”, afirma el experto. “Uno de los principales motores de este fenómeno se vincula con las expectativas sociales que pesan sobre los roles de género. Aún vivimos en un mundo donde las mujeres sienten presión por ser delgadas y los hombres por ser grandes y fuertes, pero tanto hombres como mujeres pueden sentirse igualmente presionados por alcanzar esos tipos corporales y desarrollar trastornos alimentarios como mecanismo de defensa para conseguir dicho objetivo. La diferencia es que tendemos a aceptar con más facilidad estas batallas en las mujeres que en los hombres”.
Señales de trastornos alimentarios en hombres
Existen diversos tipos de trastornos alimentarios, aunque los tres más comunes son anorexia nerviosa, bulimia nerviosa y trastorno por atracón. La anorexia se caracteriza principalmente por el descenso o mantenimiento de peso mediante implementación de dietas extremas, inanición o exceso de ejercicio. Según esta nota publicada en el portal Texashealth.org, la anorexia es el trastorno de conducta alimentaria más letal.
Por otro lado, el trastorno por atracón consiste en comer cantidades inusualmente grandes de comida en períodos relativamente breves de tiempo. La bulimia se caracteriza por episodios de atracones compulsivos seguidos de intentos de eliminar el exceso de comida ingerido.
Si bien Webb señala que existen numerosos factores que contribuyen al desarrollo de un trastorno alimentario, como la predisposición genética, suele advertir en sus pacientes que estos trastornos alimentarios se desarrollaron con el paso del tiempo como una reacción ante el estrés. Este puede provenir de cualquier fuente, como escuela, hogar, actividades extracurriculares, relaciones entre pares y redes sociales, entre otros.
Nōn Wels, bloguero dedicado a la salud mental y presentador del pódcast You, Me, Empathy, ha escrito y hablado sobre su propio trastorno alimentario con la intención de generar conciencia sobre esta cuestión. Cuando Wels tenía 18 años, dejó de comer ante una grave situación de estrés familiar. Bajó significativamente de peso al punto de poner en riesgo su vida, se le caía el cabello, siempre tenía frío y se sentía exhausto todo el tiempo, pero no lograba dormir.
En su momento más oscuro, pensamientos suicidas cruzaron su mente. Pero recuerda que le tomó mucho tiempo entender que experimentaba trastornos alimentarios y que debía pedir ayuda. “Mi padre se habría burlado de mí si hubiera hablado abiertamente sobre estos temas”, afirma Wels. “Cuando estaba entre desconocidos o me encontraba con alguien, notaba que me observaban y advertían que estaba sufriendo, pero creo que nadie sabía qué decirme”, recuerda.
Sin embargo, cuando el deseo de ser delgado coincide con el deseo de ser musculoso, el desorden lleva el nombre de dismorfia muscular, un subtipo de trastorno dismórfico corporal. Las investigaciones señalan que el comportamiento de los hombres respecto de las dietas y el ejercicio se ve afectado por los ideales corporales masculinos y que son muchos los hombres que hoy buscan incrementar su musculatura y alcanzar cierto nivel de masa muscular.
De acuerdo con los resultados de las investigaciones, el 25 % de los hombres de peso normal se perciben demasiado delgados o por debajo de un peso adecuado, y el 90 % de los adolescentes varones hacen ejercicio con el objetivo de ganar masa muscular. Las conductas sintomáticas asociadas con estas cuestiones suelen ser la práctica compulsiva de actividad física, desórdenes alimentarios caracterizados por suplementación de proteínas y restricciones en la dieta, y uso de esteroides, suplementos y fármacos para mejorar el rendimiento.
No obstante, Webb señala que no siempre es posible advertir si alguien lucha con un trastorno alimentario, particularmente cuando se trata de un desorden enfocado en el aspecto muscular, ya que muchas de sus conductas pueden parecer sanas y normales, como la práctica de ejercicio, el consumo de alimentos saludables y la ingesta de suplementos.
Trastornos alimentarios que son mentales
Los trastornos alimentarios son muy particulares ya que traen consigo consecuencias que afectan tanto la salud mental como física. A continuación, algunas señales de este tipo de problemas.
Señales emocionales o conductuales
Preocupación por bajar de peso, seguir dietas y controlar alimentos.
Rituales en torno a la comida.
Aislamiento social.
Dietas frecuentes, control riguroso del cuerpo.
Cambios extremos de humor.
Señales físicas
Fluctuaciones de peso notables.
Problemas gastrointestinales.
Mareos al ponerse de pie.
Dificultad para concentrarse o dormir bien.
Problemas dentales, de piel, cabello y uñas.
¿Quiénes tienen riesgo de desarrollar un trastorno alimentario?
Cualquier persona, en cualquier etapa de la vida, puede desarrollar un trastorno de alimentación. Sin embargo, existen ciertos grupos de individuos que se encuentran ante un riesgo mayor de desarrollar este tipo de desórdenes. El riesgo es más alto para los deportistas, las personas de color y quienes pertenecen a comunidades LGBTQIA+. Según expertos de la Asociación Nacional de Trastornos de la Alimentación, de los Estados Unidos, quienes practican determinados deportes pueden desarrollar anorexia ya que para algunas actividades deportivas el peso corporal es importante, por ejemplo: gimnastas, fisicoculturistas, bailarines, nadadores, luchadores, corredores.
Esta nota publicada en el portal Texashealth.org cuenta que el clavadista olímpico Tom Daley confesó recientemente la extrema presión que sintió para bajar de peso y afirmó que sus problemas de imagen corporal se originaron en la propia dinámica del deporte.
Con respecto a quienes forman parte de la comunidad LGBTQIA+, los resultados de una investigación reciente señalan que los adultos pertenecientes a minorías sexuales registran una probabilidad cuatro veces mayor de experimentar anorexia, bulimia o trastornos por atracón en comparación con los adultos heterosexuales cisgénero.
Además de la presión sobre la imagen corporal, existen también otros factores estresantes propios de las minorías, como discriminación, o comorbilidades psicológicas, como depresión, que también pueden contribuir a la prevalencia de trastornos alimentarios en hombres gay.
Concepciones culturales y sociales muy extendidas sobre cómo se supone que deben actuar los hombres también desempeñan un papel significativo en estas cuestiones, no solo respecto del desarrollo de trastornos alimentarios, sino también de la búsqueda de ayuda. Cierta sensación de pudor en torno a dicho estigma es una de las razones por las que es menos probable que los hombres recurran a un tratamiento o reconozcan que su obsesión con las dietas y el estado físico se ha convertido en un problema.
Recuperación de un trastorno alimentario
Según expertos de la Asociación Nacional de Trastornos de la Alimentación, de los Estados Unidos, abordar los trastornos alimentarios cuando el problema se encuentra en sus fases iniciales aumenta la probabilidad de lograr una total recuperación física y emocional.
Sin embargo, el riesgo de fallecimiento a causa de un trastorno alimentario es mayor en hombres porque, generalmente, el diagnóstico llega mucho más tarde que en el caso de las mujeres. Los hombres no suelen participar de programas para el tratamiento de trastornos alimentarios porque estos en su mayoría están diseñados para mujeres.
Como es probable que los hombres no busquen por sí mismos alternativas de tratamiento, sus familiares y amigos tal vez no adviertan las dificultades que están atravesando. Incluso algunos médicos pueden pasar por alto señales de trastornos alimentarios en hombres debido a la idea errónea, pero fuertemente instalada a lo largo del tiempo, de que los trastornos alimentarios son cuestiones reservadas a las mujeres.
No obstante, Webb señala que mucho de todo aquello está cambiando, como la implementación de modificaciones en los estudios de detección de estos trastornos, a fin de que sean más inclusivos. Si advertimos que un hombre que conocemos parece estar luchando con algún trastorno alimentario, Webb agrega que es importante conservar la calma.
“Las primeras conversaciones no deben tratarse de consejos ni de juicios, sino de darle a la persona la oportunidad de hablar sobre sus batallas de manera que pueda darse cuenta de que su mundo no se derrumba después de hacerlo”, explica Webb. Por supuesto que puede sugerir recursos que considere útiles, pero Webb agrega que los hombres suelen ser más lentos para recurrir a la terapia y es bastante menos probable que lo hagan por sí mismos, aunque tal vez sí estén más dispuestos a consultar primero a un médico clínico u otro profesional de la salud.
“Pero esté preparado: generalmente el trastorno alimentario es un mecanismo de defensa muy arraigado que no resulta fácil dejar atrás”, advierte Webb en esta nota del portal Texashealth.org. “El cambio no se producirá en el primer intento. Muestre paciencia, interés genuino y, por sobre todas las cosas, compasión”.