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Los kilos extra ¡no son tan malos! Dejá de buscar la dieta perfecta

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Aunque resulte paradójico, una investigación demostró que tener sobrepeso, pero mantenerse físicamente activo es incluso más beneficioso para la salud que estar delgado y pasarse todo el día sentado frente al televisor.

Mantenerse en buen estado físico, o al menos físicamente activo, puede ser más importante que estar delgado. Si la idea de poder tener sobrepeso y aun así estar saludable te resulta difícil de creer, considerá lo siguiente: una encuesta realizada a la población estadounidense y publicada en la revista médica Archives of Internal Medicine arrojó que la mitad de los estadounidenses que tienen sobrepeso según sus índices de masa corporal (IMC) no presentaban factores de riesgo importantes de cardiopatía, aparte de la supuesta desventaja del exceso de peso. Asimismo, tenían índices bajos de LDL (colesterol malo) y niveles altos de HDL (colesterol bueno); niveles saludables de glucosa en sangre (lo que implica un riesgo bajo de sufrir diabetes), presión arterial normal y apenas cantidades modestas de grasa visceral, la grasa que se acumula en el abdomen, que rodea los órganos internos e incrementa en gran medida el riesgo de sufrir cardiopatía.

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¿Sorprendente? Sí. Pero tiene una explicación. Un factor importante que compartía la mayoría de los encuestados fue un estilo de vida saludable y activo. A pesar de tener algunos kilos de más, estas personas hacían ejercicio e intentaban comer bien. Increíblemente, esto implica que esforzarnos por perder peso puede ser tan beneficioso como en efecto conseguirlo. También significa que no empeñarnos en comer de forma equilibrada y ejercitarnos puede ser peligroso incluso para aquellos que no padecen sobrepeso. De hecho, los cardiólogos de la Clínica Mayo detectaron algo revelador cuando investigaban a un grupo de personas cuyos IMC eran normales, pero presentaban niveles de colesterol riesgosos y cuyo control de glucemia en sangre era deficiente; estos individuos con peso normal eran clínicamente obesos según otro indicador: el porcentaje de grasa corporal. ¡Al menos un tercio del cuerpo estaba compuesto por grasa! Lo que es incluso peor, la grasa extra se acumulaba en el abdomen, en forma de grasa visceral peligrosa.

Los investigadores señalaron que el estilo de vida sedentario y la alimentación deficiente eran posiblemente culpables. La falta de ejercicio explicaría, sin duda, la cantidad de grasa visceral que estas personas que eran gordas sin saberlo habían acumulado; y dado que este tipo de grasa es tan activa metabólicamente, cuando uno comienza a ejercitarse es una de las primeras en disminuir.

Dejá de buscar la dieta perfecta

A pesar del impacto que provoca cada dieta nueva que aparece, lo cierto es que se puede perder peso con casi cualquier plan (aunque algunos se disfrutan más —y son más fáciles de seguir— que otros). Recientemente, los investigadores han comparado varios planes para adelgazar entre sí en diversos estudios; algunos duraron seis meses, otros seis años. Luego de todo ese tiempo y esfuerzo, no descubrieron diferencias entre los enfoques rivales: todas estas dietas arrojaron valores parejos en términos de kilos perdidos. Asimismo, hubo cierta evidencia de que una dieta baja en hidratos de carbono y alta en proteínas ofrecía una pequeña ventaja, pero incluso quienes la seguían perdían en promedio apenas seis kilos en un año y medio.

Esto puede sonar desalentador, pero mirá el lado positivo: absolutamente toda pérdida de peso —o incluso mantenimiento del peso actual— que provenga de buenos hábitos alimenticios y de ejercicios habituales es muy beneficioso tanto para el corazón como para el bienestar general. Varios estudios han demostrado que la pérdida del diez por ciento del peso corporal te hace tan saludable como una persona con peso normal, incluso si comenzaste con sobrepeso y aún lo padecés. Incluso la pérdida de apenas cinco kilos puede tener como consecuencia una disminución significativa de la presión arterial y del riesgo de cardiopatía.

Entonces, tu objetivo debe ser adoptar un estilo de vida saludable que se pueda sostener no solo durante una semana o un mes o incluso un año, sino toda la vida. Al reducir los hidratos de carbono refinados y los que contienen azúcar, vas a notar que tendrás muchos menos antojos durante el día. Además, si intentás bajar unos kilos, tené en cuenta que es mucho más fácil mantener la pérdida de peso si te ejercitás regularmente (no necesitás anotarte en un gimnasio; un par de zapatillas adecuadas es suficiente).

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