Aunque no lo creas, una manzana al día, del médico te libraría. Pero para librarnos del odontólogo, tenemos que mantener la boca …
1. Mentas después de cenar
Comer una pastilla de menta después de las comidas parece una buena idea, especialmente si decidimos consentirnos con una ensalada César, pero es posible que estemos generando más un daño que un beneficio. Las mentas, las pastillas para la tos y los caramelos duros tienden a permanecer en un área de la boca por un largo período, lo que puede debilitar la dura capa de esmalte que protege nuestros dientes.
2. Frutas desecadas
Desde ya que las frutas desecadas contienen muchos nutrientes, ¿pero sabías que las bacterias presentes en la saliva convierten todos los azúcares en ácidos, aún los azúcares saludables? Una vez que la fruta pegajosa se adhiere a tus dientes impide que la saliva neutralice el ácido, lo que aumenta el riesgo de perder una mayor cantidad de calcio.
3. Limones
Si preferís los sabores agrios más que los dulces, igual podrías estar en riesgo de arruinar tus dientes. El limón tiene un alto contenido de acidez, por lo que si tenés como costumbre comer o masticar estas frutas, estás poniendo en peligro la integridad del esmalte protector que recubre tus dientes.
4. Jugos de frutas
Una vez más, el azúcar es el culpable de todos los males. En este caso, viene de la mano de un, aparentemente, inofensivo y nutritivo jugo de frutas. Pero no te preocupes, para disfrutar de tu dosis diaria, simplemente usá un sorbete que ayudará a mantener el líquido lejos de los dientes.
5. Bebidas deportivas
Las bebidas deportivas ricas en carbohidratos no solo tienen un alto contenido de acidez, sino que el espeso líquido dulce se puede adherir a tus dientes por extensos períodos de tiempo. Cuando se trata del cuidado de los dientes, es preferible reponerte con la tradicional agua fresca.