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Claves para ponerle un freno a la comida chatarra

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La obesidad es considerada una epidemia y la comida rápida o chatarra tiene mucho que ver con esto. Si vas a darte un gusto, que sea siguiendo estos 6 tips.

¿A qué debemos la popularidad de la comida chatarra?

La comida chatarra suele ser tentadora pero el abuso en el consumo puede generar problemas en la salud a corto y largo plazo. Las estadísticas no son alentadoras y no hablan muy bien de nuestros hábitos: según un estudio reciente de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), México, Chile y Argentina son, entre trece países latinoamericanos, los que más consumen comida ultraprocesada por persona. La investigación de la OPS señala que el crecimiento de la compra per cápita de alimentos con alto contenido de aditivos, conservantes, colorantes, grasas hidrogenadas y azúcar, aumentó un 40 por ciento desde el año 2000 al 2013 en América Latina.

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Esa tendencia, explica el informe, tiene un gran impacto en la epidemia de obesidad en la región. Por ejemplo, los países que tienen el mayor consumo per cápita también registran una población con mayor sobrepeso.
La Argentina está en tercer lugar con 185 kilogramos de consumo de comidas y bebidas ultraprocesadas por persona.

Claves para pedir en la hamburguesería

Algunos consejos para que la comida chatarra no se convierta en una pesadilla para su salud

  1. Limite sus visitas a no más de un par de veces por mes, la comida rápida es otra opción aceptable. Solo por el hecho de haberse detenido en un restaurante de comida rápida no significa que no pueda elegir opciones saludables.
  2. Este tipo de alimentos contiene la mayoría de los elementos poco saludables de la cocina moderna. Sobrecargada de azúcar y sal y llena de calorías vacías, es el arquetipo para los adictos al sabor. Pero si se aleja de las bebidas cola y las frituras y controla la cantidad de comida que pide, podrá limitar el daño al corazón y a la cintura.
  3. Pida agua. Las bebidas cola extremadamente dulces (comunes o dietéticas) estimulan su deseo de comer más. Neutralice la adicción al sabor bebiendo agua entre cada bocado.
  4. Evite los “combos” o menús armados. Esta combinación de sándwich, papas fritas y bebida cola no le hace nada bien al azúcar en sangre.
  5. Antes de adentrarse en el territorio de las opciones más saludables (que no son hamburguesas) como el pescado o el sándwich de pollo asado, verifique la información nutricional que aparece en algún lado del restaurante, o búsquela en Internet con anterioridad. En algunos restaurantes, el sándwich de pollo tiene más calorías y grasa que las hamburguesas. Y a pesar del rol importante del pescado, esta no es una buena opción si se trata de comida rápida. Debido a que se fríe en los peores tipos de grasa y está cargado con una incalculable cantidad de calorías, simplemente no debe tenerlo en cuenta. Las ensaladas siempre son la mejor opción.
    6. Pida la hamburguesa común, no el tamaño más grande. A lo largo de los últimos 50 años, el tamaño de lo que se consideraba como una hamburguesa para un adulto aumentó en proporción a nuestras cinturas. La hamburguesa para un adulto en la década de 1950 ahora se considera como comida para un niño. Pero no permita que esto lo detenga. Pida una hamburguesa común o hamburguesa con queso, papas fritas pequeñas (si tiene muchas ganas de comerlas), y beba leche (o agua). Esto debería ser más que suficiente para saciarlo.

#TIP: Coma despacio

Desafíe las expectativas (y socave los planes comerciales de las comidas rápidas) al detenerse lo suficiente entre bocados para masticar y sentir el sabor de la comida. Si devora velozmente, también olvidará muy rápido que ha comido, y la memoria sólo retendrá los sabores extremadamente salados o dulces, dejándolo con ansias de seguir comiendo. Pero si come despacio y saborea la comida, las papilas gustativas y el cerebro tendrán tiempo para registrar lo que ha comido.

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