A lo largo de la historia, la arveja ha sido una planta de cierta importancia. Se la menciona en la Biblia e incluso se encontraron arvejas secas en las tumbas egipcias.
En épocas más recientes, las plantas de arvejas le suministraron información a G. J. Mendel, el fundador de la genética moderna.
Las arvejas se clasifican como legumbres, y como tales, forman una proteína completa cuando se las consume con cereales.
Las arvejas frescas o congeladas son más prácticas que las secas porque no requieren tanto tiempo de cocción e incluso se pueden consumir crudas. Pero cuidado, que los enlatados pueden contener alta cantidad de sodio.
Pero no hay nada de cierto en la creencia de que comer tres arvejas secas por día baja los niveles de colesterol en sangre.
Además de ser ricas en proteínas, las arvejas verdes frescas son una buena fuente de pectina y otras fibras solubles que contribuyen a controlar los niveles de colesterol en sangre. Las vainas son ricas en fibra insoluble, que ayuda a mejorar el tránsito intestinal y brinda saciedad.
Las arvejas verdes tienen menos calorías y grasas que otros alimentos de alto contenido proteico. Una porción de 80 g tiene unas 60 kcal y 5 g de proteínas.
Cuanto más jóvenes sean las arvejas, serán más dulces y más tiernas; las arvejas muy nuevas se pueden comer con las vainas. Una vez que se cosechan, las arvejas se deben consumir o conservar refrigeradas, porque el azúcar que contienen se transforma rápidamente en almidón. Después de retirarlas de las vainas, las arvejas pueden comerse crudas o cocidas.
Para minimizar la pérdida de vitaminas, deben cocinarse en la menor cantidad posible de agua, hasta que estén apenas tiernas. Si se incluyen algunas vainas en la cocción de las arvejas o de caldos, aportan sabor y nutrientes, pero recuerde descartarlas antes de servirlas.
Las arvejas también se consiguen congeladas o enlatadas.
Desde el punto de vista nutricional, las congeladas son mejores que las envasadas, que contienen menos nutrientes y tienen sal agregada, además de menos color y sabor. Para cocinar las arvejas congeladas, colóquelas en agua hirviendo; cuando vuelva a romper el hervor, ya estarán cocidas.
BENEFICIOS
- Rica de vitamina C, folato, tiamina, niacina y betacaroteno.
- Ricas en fibra insoluble y soluble
- Aportan proteínas, hierro, zinc y potasio.