Seguí estos consejos para disfrutar el invierno lejos de estos males.
Estornudos, congestión nasal, irritación de los ojos, sueño, fiebre,
ardor de garganta y dolores musculares son señales de la temporada de los
resfríos y las gripes, que nos noquean sobre todo en este mes.
Ganarle la guerra al resfrío —y combatir la gripe— son batallas
añejas. No obstante, si sigue los consejos que le damos, tendrá buenas
probabilidades de triunfar.
¿Sólo resfrío o gripe?
Primero, algunos conceptos básicos sobre el resfrío y la gripe.
Ambas son infecciones respiratorias virales que afectan nariz, garganta y
pulmones. Los resfríos son causados por más de 200 virus distintos (entre tipos
y subtipos), mientras que la gripe estacional (influenza subtipos A, B y C) es
provocada por unas cuantas cepas de virus que resultan en brotes locales cada
año. En
la Argentina, las estaciones de máxima incidencia de los resfríos son otoño e
invierno, y de gripe, el invierno. Muchas veces, los
cambios de estación hacen confundir un cuadro gripal con una alergia, aunque
también resulta fácil confundir el resfrío con la gripe, ya que a menudo
presentan síntomas semejantes.
Una comparación: el
resfrío puede empezar paulatinamente, y por lo general, dura siete días, aunque
en ocasiones tarda hasta diez días en desaparecer. La gripe puede iniciarse
repentinamente, y abatirlo de manera fulminante. Otros
síntomas, además de los enumerados, pueden incluir pérdida de apetito, náuseas,
vómito, diarrea, otitis media y dolor abdominal. La fiebre puede durar hasta
tres días, pero se sentirá débil y cansado durante una o dos semanas.
Reduzca el riesgo
Olvídese de lo que dijo su mamá
respecto a que se enfermaba porque salía con el pelo mojado o sin un abrigo,
porque ni el resfrío ni la gripe llegan por esa causa; sin
embargo, de acuerdo con el doctor Daniel Pryluka, médico infectólogo del
Hospital Vélez Sársfield, de Buenos Aires, “el virus se desarrolla mejor en el
frío. Existen cambios en la función celular que favorecen la aparición de estos
virus; no es que las células reconozcan la temporada, pero sí ocurren ciertas
modificaciones —como una mayor sequedad en las mucosas— que favorecen este
cambio. Además, la posibilidad de contagio es mucho mayor en épocas frías,
cuando vivimos hacinados, en ambientes hiper calefaccionados, con menor
ventilación y con menor tiempo de exposición al aire libre”. Así
que no está de más tomar precauciones durante la temporada de bajas
temperaturas.
Los resfríos y las gripes provienen de virus
que se diseminan mediante micro gotitas que viajan por el aire, de persona a
persona, cada vez que alguien infectado estornuda o tose. Los virus también
pueden contagiarse al tocar una superficie infectada—como una silla o una
mano—y luego tocarse la nariz, la boca o los ojos.
En promedio, los adultos se
resfrían entre una y cuatro veces, y los niños, entre seis y ocho veces por
año. Si el chico, además, concurre a jardín maternal, entonces son muy
comunes los cuadros de infección respiratoria alta: “Es decir, casi siempre
tienen mucosidad, y dos o tres veces por mes tendrán algunas líneas de fiebre.
En su domicilio los cuadros son más espaciados pero también frecuentes”, afirma
la doctora Charlotte Russ, de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).
La mejor defensa es una buena higiene. Esto
significa lavarse las manos frecuentemente, usar desinfectantes de manos sobre
la base de alcohol, desinfectar las superficies compartidas y evitar tocarse
ojos, nariz y boca.
Si bien la mayoría de las personas se recupera de la gripe, esta
enfermedad causa en la Argentina alrededor de 20.000 hospitalizaciones y
3.500muertes anuales y afecta al 15 por ciento de la población adulta, al 40
por ciento de los niños y, según la Organización Mundial de la Salud(OMS),
entre el 5 y el 20 por ciento de la población mundial.
Para prevenir la gripe,
sobre todo en personas que se encuentran en grupos de alto riesgo, hay que
aplicarse la vacuna, recomendada a partir de los seis meses de edad e
incorporada a partir de 2011 al Calendario Nacional de Inmunizaciones. “La
vacunación está indicada antes de que empiece la epidemia. Los meses de marzo,
abril, y mayo son los ideales ya que no podemos saber cuándo exactamente
comenzará a circular el virus”, afirma Pryluka. Es necesario vacunarse cada año
para lograr una protección óptima, ya que las cepas del virus de la gripe mutan
de un año a otro.
Guía para sobrevivir a los síntomas
Los medicamentos de venta libre no desterran los virus del resfrío
o de la gripe. Incluso pueden complicar el cuadro: “Lo primero que hay que aclarar
es que no hay antivirales sino antigripales. Además podrían ocasionar daños,
porque tienen compuestos que el paciente no conoce ;muchas veces se cree que
son inofensivos y se automedica sin saber que estos compuestos interfieren con
otras medicaciones”, sentencia el doctor Pryluka y
continúa: “el peligro reside en que estos medicamentos dan una sensación de
falso bienestar que le permite al paciente retomar una vida normal rápidamente,
enmascarando síntomas y retrasando la visita al médico que, en definitiva, es
la medida más importante que hay que tomar. Tomar té o cualquier pastilla puede
retrasar la toma de una medicación necesaria”, concluye. El tratamiento
sintomático indicado, entonces, es el que recomendaban las abuelas: reposo, un
antitérmico común (paracetamol, ibuprofeno), hidratación y buena nutrición.
Entonces, ¿qué ayuda?
- Los
antibióticos no, ya que no funcionan con los virus. Algunas
personas le tienen confianza a la vitamina C, pero las investigaciones
respecto a su eficacia no son del todo concluyentes. Guarde reposo, ya que
la fatiga puede prolongar los síntomas, y vaya a la cocina antes que a la
farmacia.
- Tome
mucho líquido (de 8 a 12 vasos diarios de agua,
infusiones o jugo). La gripe suele causar deshidratación, por lo que se
recomienda tomar un litro más del consumo diario normal. Además, lo
ayudará a tener una mayor fluidez de las secreciones.
- Para la
garganta irritada, haga gárgaras con soluciones astringentes (sal o
bicarbonato con agua tibia) para retirar los microorganismos que están en
la boca y calmar el dolor; o bien, con limón y miel, que ayudan a diluir
las flemas. También es útil humedecer el ambiente con un vaporizador
(nebulización fresca o tibia).
En el caso de los chicos, la
doctora Russ afirma: “En general se trata con medicación sintómática; es decir,
se baja la fiebre con antitérmicos físicos y con medicación (como ibuprofeno);
se indica ingerir mucho líquido y se observa con conducta expectante. En 24 a
48 horas, la curva febril suele bajar y el niño mejora. Se curan en dos o tres
días. Si esto no sucede, habrá que evaluar si hay complicaciones que requieran
otros estudios”.
Cuándo acudir al médico
Es conveniente evitar las complicaciones del resfrío y de la
gripe, como las infecciones bacterianas de los senos paranasales o de los
pulmones. Por lo tanto, hay que acudir al médico si:
- La irritación
de la garganta dura más de dos días, o si la garganta tiene un
color rojo encarnado, está inflamada y cubierta de pus.
- Tiene secreción
nasal que
dura más de 10 días, o es verde o amarillo.
- Tiene dolores
fuertes de cabeza o en el rostro; dolor de oídos o escurre
fluido de ellos.
- Tiene una
tos que dura más de 7 o 10 días, o es acompañada de mucosidad
verde o sanguinolenta.
- Tiene fiebre
elevada (superior
a los 38° C) que dura más de 4 días, o una fiebre alta que vuelve entre
los 4 y 14 días.
- Se le dificulta
respirar o
tiene respiración sibilante.
- Hay dolor muscular
y de huesos.
Otras señales que merecen una
visita al médico, en el caso de los niños, incluyen vómito, diarrea aguda, tos
grave o letargo fuera de lo común.
¿Debe ir a trabajar o a la escuela?
Su organismo le indicará si puede concentrarse
y ser productivo, pero es prudente quedarse en el hogar en caso de fiebre o si
no deja de estornudar o de toser; por lo general, esto pasa durante los
primeros días de un resfrío.
Tratándose de gripe, es posible
que tenga que faltar entre cinco y siete días; esto
depende de su edad y de cualquier factor que complique la situación, así que
hable con el médico. Más allá de la necesidad de aliviarse, piense también en
sus compañeros de trabajo, en sus vecinos y en sus amigos. O, si su hijo está
enfermo, en sus compañeros de clase.