Inicio Historias Reales Drama La historia de una persona común

La historia de una persona común

784
0

¿Qué vemos cuando nos miramos al espejo? La historia de una joven que luchó contra una enfermedad que involucra la alimentación.

Hace muchos años Luciana sufrió una enfermedad y hoy ensaya una solución. Volcarse a las palabras comenzó como una necesidad y un juego que, al compartirlos, trascendieron los límites de su imaginación. Cientos de comentarios acompañan sus letras en internet. «Este texto no narra solamente mi historia», insiste. Sin duda por ello la posibilidad de publicarlo implica demasiado más que puro ego.

Publicidad

Diálogos entre L y A

Marzo 1989 – El Casting

¿Sexo? F.
¿Edad? 14.
¿Peso? 52kg.
¿Altura? 1.70m aprox.
¿Inteligencia? Alta.
¿Desempeño escolar? Supera siempre los objetivos (excepto Educación Física). Nota al margen: Denota mala relación con su cuerpo.
¿Integración con su grupo de pares? Baja.
¿Actividades sociales? Baja.
¿Romances? No.
¿Auto-percepción personal? Mala.
¿Perseverancia? Mucha.
¿Auto-exigencia? Nunca llega a los objetivos auto-requeridos.
¿Espontánea? No.
¿Metódica? Sí.
¿Ordenada? Sí.
¿Solitaria? Sí.
¿Introvertida? Sí.
¿Linda? Sí, pero no lo sabe.
¿PRESELECCIONADA? SÍ

Abril 1989 – El Reclutamiento

A pregunta. L responde.

-¿Estás triste? -Sí.
-¿Te sentís sola? -Sí.
-¿Tenés amigas? -Creo que no.
-¿Te llevas bien con tu familia? -No.
-¿Hay alguien con quien te sientas bien y puedas hablar? -Ya no.
-¿Te gustan las mismas cosas que a las chicas de tu edad? -No. No quiero ser adolescente, quiero volver a 7º grado.
-¿Algún chico intentó conquistarte? -No, ni quiero.
-¿A tus amigas (compañeras)? -A todas.
-¿Te gustaría sentirte especial? -Sí.
-¿Estás dispuesta a hacer todo lo que te diga? -No tengo nada que perder.
-¿Sos capaz de guardar en secreto todo lo que hablemos? -Sí.
-¿Venís conmigo? -Sí.
¿RECLUTADA? SÍ.

ABRIL 1989 – El Pacto

L pregunta, A responde.

-¿Qué tengo que hacer? -Bajar de peso.
-¿Estoy gorda? -No todavía, pero vas en camino.
-¿Cómo hago? -Con método.
-¿Cuál? –Empezá comiendo 2 veces al día, almuerzo y cena, dividí a la mitad tu ración habitual. Así sucesivamente. Hasta dejar de comer.
-¿Y si me da hambre? -Aguantá.
-¿Y si no aguanto? -Tomá agua.
-¿Y si aún así no aguanto? -No estás colaborando.
-¿Cuál es el límite? -No lo hay.
-¿Qué gano con esto? -Control. Si podés controlar tu hambre, podrás controlar todo.
-¿Cuándo empiezo? -Ya.
¿PACTO SELLADO? SÍ.

OCTUBRE 1989 – El seguimiento

A pregunta, L responde.

-¿Bajaste de peso? -5kg.
-¿Cada cuánto te pesás? -2 veces al día.
-¿Te sentís mejor? -Rara.
-¿Controlás el hambre? -Sí.
-¿Te da por atracarte a veces? -Sí.
-¿Frecuencia? -20 días, 1 mes.
-¿Te sentís culpable después? -Sí.
-¿Te da asco la comida? -Sí.
-¿Te viene la menstruación? -No.
-¿Tenés mareos? -A veces.

L pregunta, A responde.

-¿Si me preguntan algo qué digo? -Mentí.
-¿A mi mamá también? -Sobre todo a ella.
-¿Estoy enferma? -No, ni se te ocurra pensarlo, mucho menos decirlo.
-¿Por qué me siento enferma? -Porque estás cambiando tu cuerpo.
-¿Cuándo paro? -Ya te lo dije, nunca.

DICIEMBRE 1992 – Un atisbo de Rebelión

L acusa, A responde.

-¡Me mentiste! -¿Por qué?
-¡Me enfermaste! -No.
-¡Me obsesionaste! -No.
-¡Me esclavizaste! -Vos lo hiciste.
-¡Me hiciste mentir, miento todo el tiempo, a todos! -No es mi culpa.
-¡No tengo paz! -Al contrario, conmigo te olvidás de todo lo demás. Ocupo todo tu tiempo y toda tu energía, tendrías que estar agradecida.
-¡No aguanto más! -Aguantá.

JUNIO 1993 – Camino a la Revelación

L sentencia, A retruca.

-Ya sé tu nombre. -No lo digas.
-Sos una enfermedad. -No lo veas así.
-Pero lo sos. -No, sólo te hago un bien.
-No me engañes, no te engañes, me hacés mal. -Te ayudo a olvidar tus males, obligándote a pensar sólo en mí.
-No me ayudás, me enfermás, me obsesionás, me esclavizás. -Es la única manera de olvidar.
-¿Qué tengo que olvidar? -Tus no amigas, tus no intereses, tus no novios, tu no vida social, tu soledad.
-¡Te odio! -Me necesitás.
-No quiero necesitarte. -Lo sé.
-No puedo vivir sin vos. -Lo sé.
-Voy a decir tu nombre. -No lo digas, te van a internar.
¿VERDAD REVELADA? CASI.

MAYO 1995 – La Revelación

A pregunta, L responde.

-¿Qué hiciste? -Te nombré.
-¿Por qué? -No puedo seguir mintiendo.
-¿Qué ganaste? -Alivio.
-¿Te deshiciste de mí? -¡No!
-¿Pensás que vas a poder? -No.
-¿Te sentís mejor ahora? -No sé. Me confundís. Andate.
-¿Querés seguir bajando de peso? -Sí.
-¿Ya te pesaste hoy? -5 veces, en 5 farmacias distintas.
-¿Qué comiste hoy? -Nada.
-¿Ayer? -Una manzana.
-¿Te seguís sintiendo aliviada? -No.
-¿Seguís queriendo que me vaya? -No.
-¿Estás dispuesta a seguir mintiendo? -No. Ahora voy a decir lo que yo quiera, concedeme eso al menos.
-Concedido. – Bien.
¿VERDAD REVELADA? SÍ.

DICIEMBRE 1998 – El desvío

A sentencia, L responde.

-¿Dónde estabas? -Donde siempre.
-Te habías ido. -No.
-¡Te pusiste gorda! -No es para tanto.
-¿Te viste bien? -Sí.
-¿Te sentís bien? -Mejor.
-¿Me extrañás? -A veces.
-¿Te pesás? -Nunca.
-¿Te da miedo? -Sí.
-Entonces seguís pensando en mí. -Ocupás mucho espacio, pero hago el esfuerzo de desviar mi pensamiento.
-Ya vas a volver. -Nunca me fui.
-¡Ah ves! -Pero no pienso volver para atrás.

MARZO 2003 – La convivencia

L sentencia, A responde.

-No insistas. -¿Por qué?
-Estoy comiendo. -¡Te vas a poner gorda!
-Nunca, me enseñaste muy bien a controlar mi peso. -La comida es veneno.
-No toda, estoy aprendiendo a comer sin sentir culpa. -Me decepcionás.
-No te pongas así, ya no tenés el poder de convencerme. -¿Qué cambió?
-Muchas cosas, pero seguís estando presente. -¿En serio?
-¡Cómo olvidarte! -No me mientas, me siento debilitada.
-No me vas a persuadir, te prefiero un poco débil. -Me siento desfallecer.
-No te subestimes, seguís ejerciendo una especie de poder subyacente. -¿Sólo eso?
-Te propongo una sana convivencia. -¡Qué bajo he caído! Pero te tengo cariño, acepto.

JUNIO 2009 – El Balance

¿Sexo? F.
¿Edad? 34.
¿Peso? 54kg.
¿Altura? 1.74m.
¿Inteligencia? Alta.
¿Desempeño laboral? Muy bueno.
¿Integración con su grupo de pares? Alta.
¿Actividades sociales? Alta.
¿Romances? Varios.
¿Auto-percepción personal? Buena.
¿Perseverancia? Mucha.
¿Auto-exigencia? A veces llega a los objetivos auto-requeridos.
¿Espontánea? Mucho más que hace 20 años.
¿Metódica? Sí.
¿Ordenada? Sí.
¿Solitaria? No tanto.
¿Introvertida? No.
¿Linda? Sí, y le gusta.

A pregunta. L responde.

-¿Estás triste? -No.
-¿Te sentís sola? -No.
-¿Tenés amigas? –Muchas, también amigos.
-¿Te llevas bien con tu familia? -Sí.
-¿Hay alguien con quien te sientas bien y puedas hablar? -Hay muchos alguienes.
-¿Te gustan las mismas cosas que a las chicas de tu edad? -Tengo muchos intereses, la edad no es parámetro.
-¿Algún chico/hombre intentó conquistarte? -Muchos.
-¿Te gustaría sentirte especial? -Lo soy.
-¿Estás dispuesta a hacer todo lo que te diga? -Ya te dije que no.
-¿Sos capaz de guardar en secreto todo lo que hablemos? -Para nada.
-¿Venís conmigo? -No, yo te llevo conmigo a vos, en un pequeño pedacito, y no me importa que te quedes. Sos parte de mí, no sufro tu presencia, dejaste de protagonizar mi vida, ahora la protagonizo yo.
-¿Te curaste de mí? -No, apenas me recuperé, no pretendo curarme, ni negarte, ni mentir. Como poco, lo suficiente. No paso hambre, ya no lo soporto. No te necesito para sentir control alguno, descontrolada me va mejor. No me importa si piensan que tengo hábitos extraños, ya no sufro por vos Anorexia, sólo te acepto.

Artículo anteriorLa Santa María
Artículo siguienteCómo educar y enseñar los principios básicos de las finanzas a los hijos