La luna y la Tierra, iluminadas por el Sol, proyectan sombras en el espacio. Durante su vida una persona puede observar cerca de 36 eclipses totales de Luna y quizá 48 parciales.
Durante su vida una persona puede observar cerca de 36 eclipses totales de Luna y quizá 48 parciales. Los eclipses solares son más raros. Como cualquier objeto sólido bañado de luz, la Tierra y la Luna, iluminadas por el Sol, proyectan sombras en el espacio. La luz del Sol proviene de un gran disco y no de un solo punto, lo que da a la Tierra una sombra con un extremo suave y más iluminado conocido como penumbra.
Cuando el Sol, la Tierra y la Luna están alineados, esta última se desplaza hacia la parte más oscura de la sombra terrestre. Pierde gran parte de la luz del Sol y desaparece de la vista, volviéndose de color rojo cobrizo. La luz roja es luz solar débil que la atmósfera terrestre desvía, algo parecido a un ocaso de Sol resplandeciente alrededor de los extremos de la Tierra, que también puede alcanzar a la Luna. Si usted estuviera en la Luna durante un eclipse, vería la silueta de la Tierra delineada en color rojo encendido.
Si la Luna pasa solamente por la penumbra, la parte más clara de la sombra de la Tierra se oscurecerá, como podemos apreciar a simple vista; ése es un eclipse parcial. Si en ese momento usted estuviera en la Luna, vería que una parte del Sol se oscurece, y si tuviera un termómetro a mano observaría que, fuera de su traje espacial, la temperatura desciende repentinamente porque la superficie lunar pierde rápidamente su calor.
Los eclipses de Luna ocurren sólo cuando hay Luna llena, es decir, cuando el Sol y la Luna están en lados opuestos de la Tierra. Debido a que la Tierra es mucho más grande que su satélite, proyecta una sombra mayor que varía según la distancia que haya entre ambas. Por esta razón, la Luna puede tardar unos 105 minutos en salir de la sombra de la Tierra, razón por la que los eclipses de Luna tienen mayor duración que los de Sol. Además, pueden ser vistos por todo aquel que esté de frente a la Luna en ese momento.
Los eclipses de Sol son causados por el paso de la Luna entre la Tierra y el Sol. Todo se oscurece porque la Tierra se encuentra en la sombra de la Luna. Durante siete minutos el Sol puede ser visto solamente como un círculo difuso en el que brilla tenuemente su perímetro. El eclipse es visible sólo en un diámetro de 275 km; en las proximidades sólo es posible apreciar un eclipse parcial.
Quizá se pregunte por qué un eclipse de Luna no se presenta cada veintinueve días y medio, siempre que hay Luna llena. Para que ocurra un eclipse, el camino de la Luna en el cielo debe aproximarse a lo que los astrónomos conocen como la eclíptica: el plano de la órbita del Sol en el cielo con respecto a las estrellas. Pero la órbita de la Luna se inclina un poco más hacia arriba o hacia abajo; únicamente en dos puntos, o nodos, coincide el camino de la Luna con la eclíptica, y ésta queda bajo la sombra de la Tierra.
Debido a que los eclipses son relativamente raros, en siglos pasados la gente tenía buenas razones para estudiarlos. Ya en tiempos tan remotos como 750 a.C. se llevaba un registro de los eclipses, que eran considerados como mensajes divinos, de manera que los astrónomos babilonios y griegos los estudiaban con especial atención. Predecir un eclipse era como promulgar el mensaje de un ser supremo y los astrónomos antiguos descubrieron la manera de hacerlo con considerable precisión. Algunas personas creen que las enormes piedras de Stonehenge fueron dispuestas para predecir eclipses de Luna.