La risa pone en marcha una serie de reacciones químicas. La risa es un buen remedio para cualquier enfermedad.
En cuanto nos empezamos a reír, se desencadenan en el cerebro impulsos eléctricos que ponen en marcha una serie de reacciones químicas. El sistema endocrino (glandular) ordena al cerebro la secreción de tranquilizantes y analgésicos naturales que disminuyen la ansiedad y alivian el dolor. Algunas de las sustancias que se liberan bajo el estímulo de la risa ayudan a la digestión, otras hacen que las arterias se contraigan y se relajen, lo que favorece la circulación de la sangre (excepto en las personas que padecen asma) y probablemente alivie la hipertensión arterial.
Aunque sería llevar las cosas demasiado lejos decir que la risa es la mejor medicina para cualquier enfermedad, pocos médicos negarán que es un buen remedio.
¿Qué es lo que nos mantiene sanos?
Pase lo que pase afuera, en el interior de nuestro cuerpo todo permanece más o menos constante. La temperatura corporal se mantiene alrededor de los 37ºC ya sea en el Ártico o en los trópicos; la concentración de azúcar en la sangre normalmente no varía mucho así estemos a dieta o devorando helados a más no poder. Esta inalterabilidad del medio interno ante los cambios externos es lo que se llama homeostasis, término que procede del griego y significa estabilidad.
Si nuestro cuerpo no fuera homeostático, nos veríamos continuamente bombardeados por los cambios del medio ambiente y enfrentados a la continua -e imposible- tarea de tratar de lograr un equilibro interno. Lo que hace posible la homeostasis es el funcionamiento de un mecanismo de regulación que registra las condiciones internas del organismo. Cuando el equilibrio del medio interno se altera en algún punto, el cuerpo reacciona de inmediato. Sus respuestas, que van desde el sudor hasta los escalofríos, ayudan a restablecer las condiciones normales que garantizan su estabilidad ante el embate del mundo externo.
¿Por qué unas personas tienen más energías que otras?
Hay personas que parecen contar con una fuente inagotable de energías, hacen en un día más de lo que la mayoría de nosotros logramos hacer en un mes y aparentemente se mantienen más jóvenes que los demás. Es difícil precisar en la mayor parte de los casos la razón de su dinamismo; puede ser hereditario o quizá simplemente el resultado de una salud excepcional y de su gran amor a la vida.
Probablemente es más fácil determinar por qué una persona está siempre cansada. La fatiga persistente puede tener una causa fisiológica, desde una deficiencia tiroidea leve o una artritis hasta la diabetes o el cáncer. Algunas veces el agotamiento se debe a una depresión oculta que se puede aliviar con una terapia psicológica.
También puede ser efecto colateral de algunos medicamentos. Para el cansancio de la vida cotidiana pocas veces son útiles las vitaminas o los tranquilizantes; con frecuencia las causas son fáciles de remediar, por ejemplo, comiendo mejor. Hay actitudes que nos restan energías, como el aburrimiento, el dejarse agobiar por las preocupaciones o, por raro que parezca, la falta de actividad y no el exceso.