(continuación de: «Agustín Giraldez. Amigos son los amigos»)
…“Es incomparable la sensacio?n del primer viaje: sorprende sentir el carin?o y la hospitalidad que esa gente te brinda; conmueve el modo en que en seguida te abren las puertas y la sonrisa permanente que muestran, a pesar de que el contexto en el que viven no es siempre el ma?s acogedor”, comenta el joven.
Alli? habi?a mucho por hacer, mucha gente que aguardaba y au?n aguarda postergada… entre ellos estaba tambie?n, Antonio.
Fue por eso que, al terminar la escuela, Agusti?n busco? otro espacio para continuar la labor solidaria y se sumo? a la “Asociacio?n Civil San Gabriel Hace Norte”, con quienes lleva adelante labores, principalmente, de apoyo escolar.
“Lo que nosotros son?amos es que todos los chicos que deseen estudiar, puedan hacerlo. Aspiramos a que cuenten con las herramientas necesarias para que se genere la igualdad de condiciones que, hoy por hoy, no todos tienen”, explica el joven. Desde ese entonces, las ganas de Agusti?n de contribuir en lo que estuviera a su alcance para reducir el analfabetismo de las comunidades abori?genes, se encontraron con la lucha personal de Antonio por no integrar las estadi?sticas de desercio?n escolar.
En cada charla telefo?nica, en cada seguimiento de los tutores y en cada viaje de la asociacio?n, Antonio encontro? el esti?mulo para seguir adelante con sus estudios, para no abandonar el camino que, convencido, le abriri?a ma?s puertas en el futuro.
Para Agusti?n tambie?n es importante el apoyo de sus hermanos y sus padres en este proyecto: “Cada uno me ayuda desde el lugar que puede. Yo trabajo con mi familia y, cuando ellos ven que necesito viajar, me dan los di?as para hacerlo, al margen de que colaboran, contagiados por mi entusiasmo, con las donaciones”.
En los seis an?os que Agusti?n lleva colaborando con el proyecto, los esfuerzos dieron sus frutos. Pronto el alcance de la asociacio?n fue mayor y ma?s chicos tobas empezaron a estudiar; muchos incluso tuvieron acceso a la universidad, y hoy cuentan con un trabajo estable… uno de ellos es An- tonio que cambio? sus dificultades por un empleo en el Instituto Provincial de Vivienda en Clorinda, Formosa. El joven esta? a tan solo dos exa?menes de finalizar sus estudios y graduarse como trabajador social; dejo? la timidez de lado para expresarse y escribir con ma?s soltura, e incluso encontro? en Agusti?n a un amigo incondicional. “Hoy Antonio es un amigo ma?s, nos hablamos para saber co?mo estamos con nuestros exa?menes y que? hay de nuevo en nuestros trabajos; nos acompan?amos continuamente”, concluye Agusti?n.
En aquel primer viaje, el joven empaco? curiosidad, incertidumbre y expectativas. Ahora, en cada visita lleva lo puesto: respeto y compromiso. Aunque quisiera acortar las distancias con solo desearlo, el presente de su amigo Antonio, los resultados y las ganas de crecer que observa en esa comunidad le confirman que, indudablemente, van por buen camino.