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13 datos sobre cementerios que cuentan historias

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Apuntes y hechos aterradores (y no tanto) sobre los cementerios.

1. Con una media de tres millones y medio de visitas al año, el cementerio parisino de Père-Lachaise es el más frecuentado del mundo. Creado en 1804, acoge unas 70.000 tumbas en casi 43 hectáreas, albergando a personajes célebres como Jim Morrison, Edith Piaf u Oscar Wilde. Un imán para los turistas.

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2. El turismo funerario es una tendencia al alza. En Europa existe desde 2010 una Ruta Europea de Cementerios, incluida España. El necroturismo se remonta a la era victoriana, en el siglo XIX, cuando cementerios como el de Highgate, en Londres, se convirtieron en lugares de peregrinaje como espacios de contemplación.

3. Los cementerios son también excelentes espacios verdes, donde destacan los cipreses, árbol vinculado al más allá desde las civilizaciones griegas y romanas. Debido a su forma recta y vertical se pensaba que ayudaría a encaminar las almas hacia el cielo, y su hoja perenne simbolizaba lo eterno. En ningún lugar son tan presentes como en el cementerio Azael Franco, en Tulcán (Ecuador) donde han sido cincelados en forma de dioses y animales impresionantes.

4. Los primeros enterramientos humanos se remontan al Paleolítico. De hecho, la palabra “cementerio” procede del término griego Koimeterion que significa “lugar para dormir”, aunque la invención de los cementerios como los entendemos hoy fue gracias a Napoleón Bonaparte, quien ordenó la construcción de estos grandes jardines urbanos tras quedarse pequeños los patios de las iglesias, donde hasta entonces se enterraba. Su primer encargo fue el de Père-Lachaise.

5. El cementerio de Waverley, en Sídney, está considerado uno de los más bonitos por su belleza y ubicación con vistas al Pacífico, así como por sus numerosas esculturas de estilo victoriano esculpidas en mármol blanco de Carrara. También se destacan el cementerio de la Recoleta, en Buenos Aires (Argentina), el antiguo cementerio judío de Praga (República Checa) o el cementerio militar de Arlington (Estados Unidos).

6. El cementerio de Sapantza, en Rumania, está invadido por el color. En cada lápida, además del nombre y la fecha de defunción, aparece un dibujo de colores brillantes a través del cual se narra algún pasaje de la vida del fallecido, una idea que surgió de un artesano local tras la Segunda Guerra Mundial.

7. En Sagada, Filipinas, los difuntos no se entierran, sino que los ataúdes se disponen en cavidades de la ladera de una montaña. Se trata de una costumbre de la tribu igorot para protegerlos de los animales y facilitar su acceso al cielo. En otros países como India, Brasil o Japón estudian la posibilidad de construir cementerios verticales para ahorrar espacio en zonas pobladas.

8. La tumba más visitada del mundo es la de del Rey del Rock. Cada año unas 650.000 personas acuden a la tumba de Elvis Presley en los terrenos de Graceland. Pero una tumba verdaderamente concurrida es el Taj Mahal. Aunque algunos lo confundan con un palacio, este mausoleo recibe cada año entre 7 y 8 millones de personas.

9. La tumba de Groucho Marx no dice aquello de “Perdonen que no me levante”: forma parte de un mito. Pero existen epitafios reales humorísticos, como en la tumba del director de cine Billy Wilder, donde pone “Soy escritor, pero claro, nadie es perfecto” y en la del dramaturgo Molière se lee “Aquí yace Molière el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien”. Más breve pero igual de irónica fue la escritora estadounidense Dorothy Parker. “Perdonen el polvo” fueron sus últimas palabras.

10. Hay amores más allá de la muerte. Fue el caso de Margarita Pacheco y Modesto Canto, cuya tumba en el cementerio de Colón, Cuba, es conocida como “la tumba del amor”. Criticados en vida por los 30 años de diferencia que les separaban, siguieron juntos. Tras morir ella, su viudo construyó para los dos un monumento con sus bustos tallados y el epitafio “Unidos por el amor eterno”. En el cementerio de Roermond, Países Bajos, Jacob y Josephina no pudieron ser enterrados juntos al ser ella católica y él protestante. Un muro les separaba pero, gracias a sus hijos, de sus dos lápidas hicieron emerger dos manos de piedra que hoy se entrelazan por encima de cualquier barrera.

11. Algunos cementerios ofrecen actividades como obras de teatro o recitales poéticos, una proyección de cine, una fiesta o hasta casarse. Si hablamos de fiesta en cementerios es inevitable mencionar a México y su Día de Muertos cuando familiares de los difuntos acuden al camposanto a decorar las lápidas y a compartir comida y bebida con sus habitantes.

12. Los enterramientos de animales son casi tan antiguos como los humanos. Los primeros se remontan al antiguo Egipto, cuando se momificaba y enterraba a aquellos considerados sagrados o de compañía. Fue en 1896 cuando se creó el primer lugar formal para enterrar a mascotas: el Hartsdale Pet Cemetery en Nueva York, considerado el mayor cementerio de animales del mundo. El Cimetière des Chiens, en Asnieres-sur-Seine, Francia, de 1899, acoge, además de perros y gatos, numerosas tumbas de pájaros, conejos, ratones, gallinas, ovejas e incluso un león.

13. También existen, por otro lado, los cementerios de objetos. Cuando acaban su vida útil, comparten en algunos casos destino. Es el caso del cementerio de aviones más grande del mundo situado en Tucson, Arizona, y que alberga más de 4.000 ejemplares. También se destaca el cementerio de cabinas telefónicas situado en el pequeño pueblo inglés de Carlton Miniott y donde este icono rojo vive su descaso eterno. Los cementerios de objetos son una manera metafórica de señalar lo que en realidad son hoy grandes vertederos, como el cementerio de ropa del desierto de Atacama, Chile, donde se alzan colinas enteras de moda desechada que, en este caso, nadie se molesta en visitar.