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Un obituario fuera de lo común

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Un obituario peculiar

Un obituario poco común que inmortalizó a un padre de forma peculiar.

Cuando Charles Boehm se sentó el pasado mes de octubre en su casa de Houston para escribir el obituario de su padre, se quedó bloqueado. “Nunca había escrito un obituario, así que decidí buscar en Google ‘¿Qué se pone en un obituario?’”, cuenta.

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Su padre, Robert Boehm, había fallecido a los 74 años tras caerse y golpearse la cabeza en su departamento de Clarendon, Texas. Charles, de 41 años, encontró en internet los consejos habituales sobre para los obituarios: incluir un resumen de la vida de la persona y una lista de los supervivientes.

Entonces se topó con el obituario de un hombre de Centerbrook, Connecticut, que comenzaba así: “Joe Heller hizo su último gesto indigno y en gran medida irreverente el 8 de septiembre de 2019, despidiéndose de una vida que, en sus propias palabras, había sido ‘en general bien vivida y con pocos remordimientos’”.

Cuando los médicos comunicaron a sus hijas la noticia la semana pasada de que “su padre está muy enfermo”, ellas respondieron al unísono: “No tienen ni idea”. El obituario informaba a los lectores que Heller había dejado a su familia una casa llena de trastos, 136 kilos de alpiste y varias plantas de interior muertas.

“Lo leí y pensé: Eso es algo que haría mi padre”, cuenta Charles. “Hacía muchos gestos obscenos”. ¿Por qué no hacer el obituario de su padre tan divertido e impredecible como fue él en vida?

Manos a la obra con el obituario

Charles cuenta que se le escapó una sonrisa cuando empezó a escribir la primera frase: “Robert Adolph Boehm, en consonancia con su dedicación de toda la vida a su particular estilo de decoro, murmuró su última maldición ininteligible y probablemente innecesaria el 6 de octubre de 2024, poco antes de tropezar hacia atrás con “una estúpida &%#$ cosa” y golpearse la cabeza contra el suelo”.

A partir de ahí, se lanzó a la piscina en la escritura del obituario. Charles escribió sobre cómo su padre se aficionó al tiro en sus últimos años y consiguió hacer no uno, sino dos agujeros en el tablero de su auto.

Un obituario fuera de lo comúnDescribió la afición de su padre por la moda y cómo se lo veía a menudo por la ciudad con las últimas tendencias en mocasines de cuero hechos a mano, una amplia colección de sombreros poco convencionales, y camisas y pantalones atrevidamente combinados.

“Todos hemos hecho todo lo posible por disfrutar/aguantar las travesuras de Robert, pero ahora es problema de Dios”, escribió Charles al final, aconsejando a todos que se pusieran la ropa más pasada de moda que quisieran para la gira de despedida de su padre el 14 de octubre en Amarillo, Texas.

Envió el obituario a Robertson Funeral Directors, la funeraria de Clarendon que se encargaba de la cremación de su padre. El propietario, Chuck Robertson, dice que casi se atraganta con el desayuno de la risa cuando lo leyó. “Le dije a la gente de la oficina: ‘Bueno, esto nos va a dar publicidad'», cuenta. “Nunca había visto a una familia que escribiera un obituario como ese. Te hace sonreír inmediatamente”.

Una repercusión inesperada

Un obituario fuera de lo común

En cuanto el obituario de Robert Adolph Boehm apareció en la página web de la funeraria y en Facebook, lo leyeron muchas más personas que los 2000 habitantes de Clarendon, cuenta Robertson. La insólita despedida ha sido vista más de 1,4 millones de veces.

“Sabía que a mucha gente le encantaría, pero me sorprendió cuando empezó a hacerse viral”, dice Robertson. Desconocidos de todo el país dejaron comentarios: “Nunca conocí a este hombre, pero lamento mucho que nuestros caminos no se cruzaran. Si mi familia no me quiere lo suficiente como para hacerme un obituario como este, no lo quiero”, escribió una comentarista llamada Amber.

“¡Oh, Robert! ¡Eres el alma de la fiesta! ¡Me imagino el caos que hay ahora en el cielo!”, publicó alguien de Virginia. Una lectora llamada Nikki lo resumió en nombre de muchos otros: “A la persona que escribió este obituario, ¡por favor, escribe el mío! ¡Descansa en paz, buen señor!”.

Charles dice que a su padre le habría encantado que su legado causara tanto revuelo. “Hay gente que puede pensar que es irreverente y ofensivo, pero a mí me parece perfecto”, dice sobre el obituario. “Para mí, describe bastante bien a mi padre”.

Charles, el menor de cuatro hermanos, dice que su padre era un hombre excéntrico y optimista que había pasado por muchas dificultades desde la muerte de su esposa, Dianne Boehm, en febrero de 2024.

“Cuando intenté buscarle ayuda psicológica, me confesó que tenía miedo y que quería que estuviera con él”, cuenta. “Todos lo visitábamos cuando podíamos, y la buena gente de Clarendon lo ayudaba mucho. Pero era difícil para él ver la silla vacía de mi madre”.

Mientras Charles empacaba las pertenencias de su padre después de su muerte, dice que se dio cuenta de que el espíritu y el carácter de su padre eran mucho más grandes que la suma de lo que podía llevarse en un remolque. Recuerda que su padre le educó en casa después de que empezara a tener problemas en el colegio.

“Siempre fui hábil con las manos, como mi padre —dice—. Me llevaba a tiendas de chatarra para comprar pequeños artilugios que yo podía desmontar. Y me traía muchos libros de texto de la biblioteca. Se aseguraba de que entendiera el material y me exigía que estudiara hasta que pudiera responder a todas las preguntas”, cuenta Charles, que obtuvo el título de secundaria a los 16 años.

Su padre tuvo muchos trabajos y finalmente se estableció como camionero. “Durante un tiempo, mis padres fueron camioneros en equipo y, durante al menos dos, viví con ellos en el camión —cuenta Charles—. Pude ver muchas cosas, leí cientos de libros y aprendí a dormir en un auto en cualquier lugar de los 48 estados contiguos”.

Uno de sus recuerdos favoritos ocurrió hace unos dos años, cuando su padre lo acompañó a él y a sus tres hijos a un campamento. “Papá estaba tratando de hacer café en su carpa por la noche con un quemador casero, y provocó un pequeño incendio que la quemó —recuerda—. Pasó el resto de la noche maldiciendo por eso”.

Mientras Charles escribía el obituario, no pudo resistirse a añadir que el departamento de su padre estaba lleno de armas históricas y una selección de armónicas que tenía a mano para que sus perros pudieran aullar y entretener a los vecinos a todas horas.

Al reflexionar sobre la vida de su padre, especialmente sus últimos años, Charles agradeció a la gente de Clarendon por cuidar de su padre y aguantar sus travesuras. “Tengo que decir que si quiero que algo salga de todo esto, es que la gente de todas partes apoye la salud mental de las personas que viven en pequeños pueblos rurales”, afirma.

“Van allí a jubilarse; luego, cuando se hacen mayores, sus hijos se dispersan y acaban solos. Mucha gente se queda desamparada. Hay gente como mi padre en todo el país”, afirma. “Tenemos que cuidar de ellos”.

El obituario en cuestión

Un obituario fuera de lo común

Robert Adolph Boehm

6 DE MAYO DE 1950 – 6 DE OCTUBRE DE 2024

Robert Adolph Boehm, en consonancia con su dedicación de toda la vida a su propio estilo de decoro, murmuró su última maldición ininteligible y probablemente innecesaria el 6 de octubre de 2024, poco antes de tropezar hacia atrás con “alguna estúpida &%#$ cosa” y golpearse la cabeza contra el suelo.

Robert nació en Winters, Texas, hijo del difunto Walter Boehm y Betty Smith, el 6 de mayo de 1950, tras lo cual Dios, afortunadamente, rompió el molde e intentó ocultar las pruebas. Criado en el catolicismo, Robert consiguió dejar embarazada a su esposa, Dianne, (tres veces) lo suficientemente rápido como para evitar por los pelos ser reclutado para la guerra de Vietnam, al tener a Michelle, John y Charlotte entre 1967 y 1972.

Mucho más tarde, con Robert posiblemente preocupado por el conflicto que se gestaba en Granada, nació Charles en 1983. Probablemente fue mejor que no prestara servicio militar, ya que cuando empezó a practicar el tiro como hobby en sus últimos años, consiguió hacer no uno, sino dos agujeros en el tablero de su propio coche en dos ocasiones distintas, lo que, por desgracia, ni siquiera asustó, y mucho menos sorprendió, a su querida esposa, Dianne, que estaba acostumbrada a este tipo de sucesos en su presencia y que, de hecho, podría haber estado más segura en las selvas de Vietnam durante todo ese tiempo.

Mientras el mundo estaba en conflicto en otros lugares, Robert se las arregló aprendiendo a construir tejados y a mantener las señales de tráfico, y finalmente se convirtió en camionero.

Con la paz en el horizonte, la atención de Robert se desvió, de forma un tanto contradictoria, hacia las armas de guerra, abarcando todo el espectro histórico y geográfico, desde el atlatl de 1900 a. C. en Francia, hasta el sjambok de la década de 1830 en África, pasando por el Mosin-Nagant M1891 de la Unión Soviética de la Segunda Guerra Mundial.

Tantos ejemplos de estos artículos de aficionado convencionales llenan su pequeño departamento de Clarendon, Texas, que uno de ellos bien podría haber sido el objeto al que se refería en su elocuente epitafio mencionado anteriormente.

Robert, un hombre de muchos intereses, no solo se sentía fascinado por las armas históricas, sino que también tenía una inclinación por la moda, y se le veía a menudo por la ciudad con las últimas tendencias en mocasines de cuero hechos a mano, una amplia colección de sombreros poco convencionales y camisas y pantalones atrevidamente combinados.

Robert también tenía a mano una amplia selección de armónicas, no para tocar él mismo, sino para incitar a sus queridos perros a aullar sin cesar a horas intempestivas de la noche para entretener a sus numerosos vecinos. A principios de este año, en febrero, Dios finalmente tuvo piedad de Dianne y la sacó de allí para que disfrutara de una merecida paz y tranquilidad.

Sin Dianne para entretener alegremente, Robert centró su creatividad en entretener a ustedes, los excelentes habitantes de Clarendon, Texas. Durante los últimos ocho meses, si aún no han conocido a Robert o no han visto su espectáculo itinerante, probablemente lo habrán hecho pronto.

Todos hemos hecho todo lo posible por disfrutar/aguantar las travesuras de Robert, pero ahora es problema de Dios. La gira de despedida de Robert tendrá lugar el lunes 14 de octubre de 2024, a las 10 de la mañana. La familia los anima a desempolvar cualquier combinación de ropa anticuada que tengan disponible para asistir. Habrá un bote para donaciones en la entrada; también se aceptan flores.