Antes, el cofre de recuerdos que nos dejaban nuestros ancestros era una caja de zapatos llena de fotografías desteñidas, postales y cartas.
Pero cualquiera puede hacer uso de los recuerdos digitales que dejamos al morir hasta que las autoridades ideen cómo ampliar las leyes de privacidad para que abarquen el más allá digital.
En el peor de los casos, sus fotos (incluyendo las de usted mismo) pueden terminar en anuncios o mensajes políticos, o su identidad puede ser usada en correos electrónicos fraudulentos. Además, seguirá apareciendo en recordatorios de cumpleaños inesperados y sugerencias de amistades que verán sus amigos y familiares. Puede reducir el riesgo con los siguientes pasos:
1. Nombre a un ejecutor digital
Dele acceso a sus cuentas a un amigo o un familiar en quien confíe con instrucciones de lo que quiere que hagan con ellas. Facebook, por ejemplo, ofrece la opción de registrar un “contacto de legado”: una persona fiable que administre su cuenta cuando usted ya no esté. De otra manera, puede ser que la única manera de cancelar estas cuentas sea enviando a la compañía un certificado de defunción como comprobante de identidad y demostrar que tiene la autoridad de acceder a la cuenta a nombre del propietario. Cada vez son más las agencias funerarias y start-ups online que ofrecen este tipo de servicios, como borrar cuentas y conservar una “caja de zapatos” digital con fotos, tuits y otros recuerdos.
2. Cómo ordenar las claves y usuarios de sus redes sociales
Si no tiene muchas cuentas online, haga una lista de sus nombres de usuario y contraseñas y dígale a su ejecutor y a sus seres queridos dónde encontrarla. “Esa es la manera más simple de ayudar a quienes dejamos atrás”, dice Dona. “Haga una lista clara y escríbala en un cuaderno. No deje sus contraseñas en la computadora”.
Pero si es como yo, y su trabajo, aficiones, finanzas y contactos de amigos están online, y tiene docenas de cuentas, quizá debería considerar un administrador de contraseñas en línea, como 1Password, Keeper o OneLogin, que generan contraseñas complicadas para cada una de tus cuentas y las archivan en una bóveda digital encriptada a la que solo usted puede acceder. Lo único que debe recordar (y compartir con su ejecutor virtual) es una contraseña maestra para la aplicación que instala en sus diversos aparatos.
3. Evite el robo de identidad
Si quiere evitar un robo de identidad, deje de usar contraseñas simples. “No sabe cuánta gente usa todavía contraseñas como 12345”, se lamenta Dona, que sugiere que, si no quiere complicar sus contraseñas, use frases. “Los hackers pueden descifrar contraseñas simples, pero aún no han inventado una manera de descifrar una frase entera”. Y añade, sonriendo, “yo he usado ‘misuegramecaefatal’ como contraseña” con un número. “Pero use uno distinto para cada cuenta y cámbielas una vez al año”.