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Los peligros de los cigarrillos electrónicos

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Cada vez hay más pruebas de que  el vapeo podría ser la próxima amenaza para nuestra salud.

Cuando Aleksander Nowak* empezó a vapear hace un año, no fue para dejar de fumar. Los productos que producen vapor, como los cigarrillos electrónicos y los vaporizadores, la mayoría de los cuales convierten líquidos con nicotina en vapor inhalable, son anunciados por las compañías tabacaleras como una maravillosa alternativa a los cigarrillos. Sin embargo, este joven de 18 años, de Cracovia, en Polonia, se vio atraído hacia ellos solo porque era “la última moda” entre los jóvenes.

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“En la vida había tocado un cigarrillo —dice este joven—. Pero mis amigos empezaron a vapear y descubrí que me gustaba el sabor y hacer grandes nubes de vapor”. 

Aleksander no tardó en empezar a coleccionar diferentes vapeadores, fascinado por la tecnología e inspirado por las opiniones en YouTube. Uno de sus productos preferidos, llamado FUSH, tiene una luz que se enciende al inhalar la nicotina. “Está muy bueno”, afirma. 

Actualmente gasta 25 dólares al mes en vapeo y no tiene intención de dejarlo. “Es un pasatiempo y es un 97 por ciento menos dañino que el tabaco”. 

Cigarrillos electrónicos y vaporizadores (vapeadores) son los nombres de los dos aparatos más comunes para vapear, la práctica de inhalar «líquidos» especialmente diseñados. Ambos contienen vaporizadores con batería y se usan de la misma forma que un cigarrillo, solo que sin el tabaco ni ninguna combustión. En lugar de humo, el vapeador inhala un aerosol, mal llamado vapor. Los aparatos contienen un elemento que se calienta y convierte los líquidos en finas partículas, de forma que cuando se da una «chupada» o se activa de alguna otra forma, el individuo inhala el aerosol en lugar de humo. Los cigarrillos electrónicos tienden a imitar el aspecto de los tradicionales, mientras que los vapeadores se parecen más a una pluma.

El mercado de los productos de vapeo en el mundo está en alza. Por ejemplo, en Europa, para 2023, se prevé que la costumbre de vapear genere unos 12.900 millones de dólares al año, según una empresa estadounidense especializada en estudios de mercado. Las personas mayores que vapean se ven atraídas por los cigarrillos electrónicos porque los fabricantes afirman que ayudan a dejar el tabaco común. Millones de jóvenes como Aleksander se acercan por el atractivo marketing y la publicidad, y la supuesta reducción de riesgos para la salud, en comparación con los cigarrillos normales.

En muchos países, como la Argentina, la importación, distribución, comercialización y publicidad de los cigarrillos electrónicos o vapeadores es ilegal, pero la realidad muestra que sigue siendo fácil conseguir estos productos en la web, incluso para menores de 18 años. En el Reino Unido, la proporción de adolescentes menores de 18 años que han probado los cigarrillos electrónicos casi se duplicó hasta el 15,9 por ciento entre 2014 y 2018. Una encuesta holandesa realizada en 2016 a 3.000 jóvenes de entre 16 y 18 años, reveló que el 40% había vapeado alguna vez. 

Tanto los mayores como los jóvenes consideran que los cigarrillos electrónicos apenas tienen riesgos. ¿Pero son inofensivos realmente? Muchos expertos afirman que, como los cigarrillos electrónicos solo llevan 13 años en uso aproximadamente, es imposible estar seguro de sus efectos a largo plazo.

“No tenemos pruebas contundentes de si los cigarrillos electrónicos son perjudiciales a largo plazo. Uno puede fumar desde los 15 a los 70 antes de que aparezcan consecuencias”, afirma Charlotta Pisinger, especialista en prevención del tabaquismo en el Hospital Frederiksberg, en Copenhague, Dinamarca. 

“En los estudios con animales, hemos visto inflamación de las vías respiratorias y cicatrices en los pulmones y alteraciones en la función pulmonar, lo que indica que pueden estar desarrollando EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). Los experimentos con seres humanos han demostrado una obstrucción aguda de las vías respiratorias”, afirma Pisinger.

“Los estudios también han demostrado que aumenta el riesgo de sufrir un infarto de miocardio (ataque al corazón)”, afirma. 

Puede que haya otros componentes dañinos en las soluciones de los cigarrillos electrónicos. 

“Se demostró que los cigarrillos electrónicos contienen químicos tóxicos e irritantes en el ‘líquido’ en sí, pero también en las emisiones que genera el aparato”, afirma la doctora Vera da Costa e Silva, jefa de la Secretaría del Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco. “Con las pruebas disponibles hoy día, no es muy probable que los cigarrillos electrónicos sean inocuos”. 

De hecho, un estudio publicado en los Estados Unidos en 2019 llevado a cabo durante tres años con 23.000 individuos que no tenían enfermedades pulmonares previas, revela lo nocivos que pueden ser estos productos.

El estudio fue publicado en The American Journal of Preventive Medicine por el profesor Stanton Glatnz, catedrático en medicina en la UC de San Francisco y director del Centro UCSF para la investigación y educación sobre el control del tabaco, y su colega, el doctor Dharma N. Bhatta, máster en medicina.

“Descubrimos que, en los usuarios del cigarrillo electrónico, las posibilidades de desarrollar enfermedades pulmonares aumentaban aproximadamente un tercio», afirma el profesor Glantz. 

“Llegamos a la conclusión de que los cigarrillos electrónicos son nocivos en sí mismos, y los efectos no están relacionados con fumar tabaco normal”, confirma Glantz. 

Los vapeadores solo tienen que fijarse en las últimas experiencias en los Estados Unidos, donde el vapeo ha derivado en una grave crisis sanitaria.

Desde abril de 2019, una epidemia de enfermedades pulmonares relacionadas con el vapeo se ha extendido por todo el país. Hasta el 3 de diciembre de 2019, se habían contabilizado 2.291 hospitalizaciones y 48 muertes en este país, la más reciente el pasado 26 de noviembre de 2019.

Los estudios demostraron que los cigarrillos electrónicos y los productos de vapeo que contienen THC (un compuesto químico que se encuentra en el cannabis o marihuana) fueron los dispositivos más usados entre aquellos que no se sentían bien. El acetato de vitamina E parece estar también relacionado con la enfermedad.

Según el Centro de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos, se está investigando la procedencia de muchas sustancias y productos diferentes, y este brote podría tener más de una causa. “La única forma de asegurarte de no estar en riesgo mientras continúa la investigación es abstenerse de usar cualquier tipo de cigarrillo electrónico o vapeador”. 

No es solo que los cigarrillos electrónicos pueden causar serios problemas de salud, sino que puede que ni siquiera sean muy eficaces para ayudar a la gente a dejar de fumar.

Según la compañía British American Tobacco, se estima que más de 6 millones de fumadores en Europa se han “pasado a productos nuevos con riesgos potencialmente reducidos”. 

Pero el ERS, un grupo de defensa y red médica profesional de Suiza, afirma que en realidad los principales motivos por los que se ha reducido el consumo de tabaco en Europa son los paquetes poco atractivos, la prohibición de la publicidad y los crecientes impuestos. 

“Afirmar que los cigarrillos electrónicos son la mejor forma de ayudar a mucha gente a dejar de fumar, como a los grandes fumadores o aquellos que sienten que no pueden dejarlo, es mentir”, afirma Pisinger. 

Un informe de la Comisión de la Unión Europea de 2017 revela que, de los casi 28.000 individuos encuestados, solo el 14 por ciento de los fumadores o ex fumadores encuestados fueron capaces de dejarlo tras usar cigarrillos electrónicos. El ERS cree que vapear puede disuadir a la gente de buscar formas más efectivas y seguras de dejar de fumar. 

Hannah Edgerton, trabajadora de apoyo a la rehabilitación de Horsham, Inglaterra, sigue fumando cigarrillos pese a haber empezado a vapear para intentar dejarlo. “Me ha ayudado a reducir un poco”, dice la joven de 20 años. “Pero no aporta lo mismo que un cigarrillo y sigo consumiendo un paquete o más cada dos semanas”.

Cientos de miles de jóvenes como Hannah siguen fumando tabaco y usando cigarrillos electrónicos, un doble revés para su salud. Lo que es peor aún, cada vez hay más pruebas de que los jóvenes que vapean porque es “inocuo” empiezan a tener ansias de nicotina y se pasan a los cigarrillos, que contienen más. 

“Se ha observado que el uso de los cigarrillos electrónicos por menores duplica las posibilidades de que empiecen a fumar”, afirma Vera da Costa e Silva. Un estudio realizado en Alemania en 2018 a más de 2.000 adolescentes de entre 15 y 16 años respalda esta afirmación.

“Ha resultado ser [una situación] beneficiosa [para las compañías tabacaleras] porque no solo venden estos productos alternativos, sino que los fumadores siguen usando los cigarrillos tradicionales y los jóvenes comienzan usando cigarrillos electrónicos”, afirma Pisinger.

El uso de distintos sabores en los cigarrillos electrónicos parece diseñado para atraer a los paladares jóvenes. Una red de distribuidores online y tiendas de vapeo nos muestra «líquidos» con nombres como «Dulces de chicle», «Algodón de azúcar de carnaval» o «Masa de galletas». Algunos de estos sabores contienen nicotina, e incluso los que no la contienen podrían ser nocivos, pero aún se desconoce cuáles serían nocivos o qué tipo de daños podrían causar. 

“Las compañías dicen que los sabores son necesarios para convencer a los adultos para pasarse a los cigarrillos electrónicos”, afirma el profesor Glantz. “Me parece una tontería”. 

Además de prohibir la venta de cigarrillos electrónicos, los gobiernos de la mayoría de países han impuesto restricciones (y prohibiciones) a la publicidad de los mismos en televisión, prensa y radio. Pero esto no impide que las tiendas de vapeo tengan escaparates atractivos, stands en centros comerciales, espacios de promoción en festivales, o publicidad de los líquidos en ómnibus, al igual que ocurría con los cigarrillos. Las compañías tabacaleras promueven sus productos de forma indirecta a través de imágenes de usuarios de Instagram jóvenes y modernos, tutoriales de YouTube para hacer anillos de vapor y publicaciones en Twitter.

Las compañías tabacaleras también quieren que las legislaciones traten los cigarrillos electrónicos de forma diferente al tabaco normal. Por ejemplo, en 2019 se ha lanzado una petición para que la Unión Europea trate el vapeo y el tabaco de forma diferente desde el punto de vista legal. Si tiene éxito, puede que se levanten importantes restricciones.  

Philip Morris International ha estado colocando contenido patrocinado en Politico Europe, una influyente página que leen los principales funcionarios de la Unión Europea: presenta los cigarrillos electrónicos como alternativa sin humo para ayudar a la gente a dejar de fumar. 

Pese a todas las señales de peligro, el vapeo sigue sin verse como un problema de salud grave. “La industria tabacalera ha abierto un flanco [con los cigarrillos electrónicos] que amenaza con deshacer todo el buen trabajo que se había hecho para reducir el consumo de tabaco”, afirma el profesor Glantz. 

Algunos países y compañías ya han actuado. El Convenio Marco para el Control del Tabaco sugiere poner un impuesto a los cigarrillos electrónicos para que sea difícil que los menores se los puedan permitir. En Corea del Sur y Bélgica ya tienen un impuesto igual al del tabaco. La Corporación Apple dijo el 15 de noviembre del año pasado que iba a eliminar todas las aplicaciones relacionadas con los cigarrillos electrónicos y los vapeadores de la tienda de la compañía. 

Quizá lo más impactante que puedan hacer los gobiernos sea restringir seriamente su disponibilidad. Países como Singapur, Argentina, India, Brasil, Tailandia y Camboya han prohibido la venta de cigarrillos electrónicos.

En Europa, Bélgica acaba de prohibir la venta online y trasfronteriza, aunque no es un secreto que las prohibiciones de este tipo son difíciles de ejecutar. En España está prohibida la venta transfronteriza a través de Internet de los productos de tabaco y los dispositivos susceptibles de liberación de nicotina, pero estos últimos podrán ser vendidos online siempre y cuando la empresa vendedora tenga la sede en España, según el Real Decreto de 2017 que regula este tipo de productos.

“Los cigarrillos electrónicos son adictivos y estamos empezando a conocer lo nocivos que pueden ser”, afirma Charlotta Pisinger.

“Los cigarrillos electrónicos producen adicción”, añade Luis Saboga-Nunes, presidente para la promoción de la salud en la Asociación Europea de Salud Pública. “[Desde la perspectiva de la salud pública] no hay forma de defenderlos”.

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