Si estás cansado de levantarte sintiéndote lleno de dolores, quizás sea tiempo de cambiar el colchón.
Lo barato sale caro: incluso un buen colchón se debe cambiar después de siete a diez años. Los baratos solo sirven durante un par de años.
Si tenés problemas en la espalda: quizá te tienta un colchón ‘ortopédico’, pero solo es firme, mientras que lo que vos necesités es un buen apoyo y también comodidad. Un colchón muy duro no es cómodo y un colchón muy blando no ofrece suficiente apoyo. El colchón indicado se adapta a la forma del cuerpo y permite que haya espacio para las curvas de las caderas, la columna y los hombros.
Grandes y pequeños: el peso del cuerpo es crucial para obtener la firmeza correcta. Si sos una mujer de 50 kilos casada con un fisicoculturista, escogé una combinación de colchón con un lado más suave para vos y un lado más firme para él. Los colchones individuales que se unen son otra opción. Siempre vayan juntos a elegirlo.
Si tu compañero de cama es intranquilo: evitá los colchones de ‘resortes continuos’, en los que un único alambre en forma de resorte se mueve al moverse uno de ellos y hace un efecto trampolín. Escogé un colchón de resortes abiertos, hecho con resortes individuales unidos, o mejor aún, un colchón de muelles ensacados, con muelles individuales que soportan cada uno una parte del peso de la persona.
Si te duelen las articulaciones: un colchón de espuma con memoria puede ser de ayuda. La espuma se ve afectada por la temperatura ambiente, el calor del cuerpo y la presión, por lo que el colchón se siente frío y duro al principio. A medida que se calienta, se ablanda y se moldea a la forma del cuerpo, lo cual se siente más cómodo aunque puede impedir el movimiento.
Si sufrís alergias: la mejor opción es un colchón de látex o de espuma orgánica hipoalergénica.
Probá antes de comprar: quitate el abrigo y el calzado y recostate en la posición normal para dormir durante al menos diez minutos. Apoyado sobre tu espalda, deberías poder deslizar una mano debajo de la región inferior de la espalda. Si hay un espacio grande, el colchón es muy duro. Si no hay espacio, es muy blando. Al probar un colchón con memoria, permanecé acostado durante unos minutos para comprobar si podés moverte libremente.