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Cómo evitar la dañosa autocrítica

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Sin duda habrás oído decir que uno es el peor crítico de sí mismo. A continuación te presentamos una serie de maneras de silenciar esa fastidiosa voz que hay dentro de tu cabeza.

 

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1. Sé más objetivo al evaluar tu persona. Algunas partes del cerebro están programadas para identificar problemas, lo cual significa que se concentrarán en las debilidades y las exagerarán, señala la doctora Amy Johnson, psicóloga, coach de vida y autora de The Little Book of Big Change (“El pequeño libro del gran cambio”). “Cuando la mente se fija en algo y lo interpreta como una imperfección horrible, pierde la objetividad”, explica. Si sos consciente de que tu mente no está diciéndote la verdad, podés dejar que la autocrítica se vuelva un leve ruido de fondo, en lugar de un estruendo destructivo.

 

2. Centrate en tus mayores virtudes. “Es difícil olvidar lo que nos duele, pero olvidamos fácilmente lo que nos hace felices”, afirma Irina Popa-Erwin, fundadora de la empresa de servicios The NYC Life Coach. Para que recuerdes tus mejores cualidades, ella aconseja que te mires al espejo todos los días, durante tres meses, y te digas tres cosas que te agraden de vos. “Es posible que al principio no te lo creas, que lo expreses solo porque se te asignó esa tarea —advierte—, pero al cabo de los tres meses te quedarás convencido de esas cosas positivas porque te las has repetido constantemente”.

 

3. Identificá lo que influye negativamente en tu es­tado de ánimo. Así como debés darte tiempo para tranquilizarte en vez de enviar un mensaje electrónico estando enojado, aprendé a no hacer caso a la autocrítica cuando te sientas deprimido. “Nuestros defectos e imperfecciones tienden a cambiar día tras día, en función de nuestro estado de ánimo”, explica Johnson. “Cuando estamos de mal humor, pensamos que tenemos mil problemas, pero cuando nos sentimos contentos, todos esos problemas de pronto ya no nos parecen tan grandes”. En cuanto hayas conseguido reanimarte, te darás cuenta de que es inútil vivir preocupado por tus fallas o imperfecciones.

 

4. Preguntate por qué hacés las cosas. ¿Levantás pesas porque querés tener brazos fuertes, o porque te preocupa lo que piensan los demás de tu aspecto físico? Según Popa-Erwin, estar consciente de tus verdaderos valores y sueños te ayudará a sentirte contento cuando tus limitaciones no te permitan satisfacer las expectativas de otros (o lo que creés que esperan). “Yo aconsejo a las personas que intenten hacer lo que quieren —dice—, no lo que la sociedad les dicta ni lo que sus amigos tienen. Son estándares diferentes”. Si tu prioridad es pasar más tiempo con tus seres queridos, no te critiques por el hecho de no poder ir todos los días al gimnasio.

 

5. Entendé que tu crítico interior tiene buenas in­tenciones. “Nunca critiques la voz interior que te critica”, señala Melissa Sandfort, coach de vida y fundadora de la empresa de servicios A Thousand Paths. “Dos errores no hacen un acierto”. En vez de regodearse en tus pensamientos negativos, apreciá sus propósitos útiles, añade Sandfort. Después de todo, enojarse consigo mismo por comer demasiados dulces es la manera que tiene tu mente de ayudar a tu cuerpo a estar más saludable. Entendé la razón de esos pensamientos, pero no le des importancia cuando te digan que estás actuando mal.

 

6. Aprendé a aceptar tus defectos, no a quererlos. Si tratás de convencerte de que amás tus imperfecciones, tu detector de mentiras interno se volverá loco. “Intentar creer que un defecto propio es algo positivo resulta inútil y bastante fastidioso”, observa Johnson. “Hace eso para darse ánimos, pero no funciona”. En vez de tratar de ver con buenos ojos tus fallas, recordate que tus debilidades te parecen peores de lo que realmente son.

 

7. Reconocé por qué sos tan autocrítico. Después, decidí qué pasos vas a dar para ser mejor, dice Popa-Erwin. La clave es elegir los pasos que estás dispuesto a dar, no los que estás obligado a dar. “Si pensás en lo que estás dispuesto a hacer, habrás dado el primer paso y te sentirás mucho mejor porque significa un progreso”, señala. Luego, hacé un plan a largo plazo, trabajá en él y revisá tus avances cada dos o tres meses, para tomar conciencia de lo mucho que has mejorado.

 

8. Pensá más en tus logros. La presentación que hiciste en tu trabajo tal vez no salió tan bien como querías, pero esa simple falla no te define. Si te ponés a recordar todo lo que has logrado en tu profesión, ese fracaso ya no te parecerá relevante. “No hay nadie en el mundo que no haya logrado algo”, dice Popa-Erwin. “Un logro puede ser decirle ‘hola’ a alguien, sonreírle a otra persona, ayudar a algún amigo necesitado o escuchar a alguien”. Recordate con frecuencia que los pequeños triunfos pueden cambiar tu mentalidad y ayudarte a ver el lado bueno de tus errores.

 

9. Hacé frente a tus puntos vulnerables. Criticar los defectos propios por lo general es un mecanismo de defensa psicológico. Las experiencias dolorosas que has tenido en el pasado te dejan vulnerable, y como tu mente trata de evitar a toda costa que vuelvas a experimentar vergüenza, enojo o pérdida del autocontrol, se reprocha con severidad cuando comete los mismos errores. Sin embargo, con frecuencia esos defectos o imperfecciones no son tan terribles como los hace ver tu mente, explica Sandfort. Si intentás entender la razón por la cual empezaste a odiar esas debilidades, podrás ponerlas en perspectiva. “Hacé frente a tus puntos vulnerables y reconocé el sufrimiento que has soportado; luego, hacé caso omiso a todo ello y no te sentirás tan vulnerable como antes”, añade. Una vez que hayas aceptado tu pasado, tu mente no tendrá que esforzarse tanto para protegerte cuando vuelvas a incurrir en fallas, y reaccionará con menos autocrítica.

 

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