Enterate de algunas verdades que los doctores prefieren callar para no herir tus sentimientos o para evitar discusiones mientras te están atendiendo.
¡Guardá tu teléfono!
Detesto que los pacientes usen el celular durante la consulta. Para mí, es una falta de respeto y una señal de que no valoran mi tiempo. He dejado pacientes hablando solos en el consultorio para ir a atender a otros.
Dr. David Broyles, médico familiar de Filadelfia, Pensilvania.
Los oncólogos odian el rosa
Claro que recaudar dinero es importante, pero en octubre, mes de sensibilización sobre el cáncer de mama, el color rosa aparece por doquier. Nuestras pacientes lo detestan porque no pueden ir a ninguna parte sin que les recuerde su enfermedad.
Dr. James C. Salwitz, oncólogo especialista en cáncer de mama, de East Brunswick, Nueva Jersey.
No me pidas que mienta
Cierta vez una hija me pidió: No le diga a mi papá que lo llamé, pero usted tiene que saber que está sufriendo dolores de pecho otra vez”. Quería que fingiera no saberlo, y eso no iba a ayudar a nadie. Preferí decirle al paciente: “Su hija dice que usted ha tenido dolores de los que no me ha hablado”. No me gusta ese tipo de secretos.
Dr. Vincent Bufalino, vicepresidente de servicios cardiovasculares de Advocate Health Care, en Chicago, Illinois.
Me molesta mucho que falten a las consultas…
Quiero darles a mis pacientes la mejor atención, así que me frustra que no acudan a las citas y me acusen de que quiero comprarme un auto nuevo, en vez de asumir la responsabilidad de cuidar su dentadura. Cuando un paciente pospone el tratamiento, algo tan sencillo como un empaste puede volverse complicado y costoso.
Colleen Delacy, cirujana dentista de Sandusky, Michigan.
…pero siempre es mejor tarde que nunca
Cuando un paciente por fin llega, con años de atraso, le sonrío, extiendo la mano y le digo: “¿Dónde ha estado, señor X? ¡Me alegra que esté aquí! Dígame, ¿cómo le ha ido desde la última vez que lo vi? Sé que los pacientes están ocupados, que no está en nuestra naturaleza pensar en nuestra salud, aunque deberíamos. Con buena salud, uno siempre puede hacer más dinero, pero con más dinero no siempre se puede comprar una buena salud. Así que el hecho de que esté usted aquí es algo bueno”.
Dr. Davis Liu, médico familiar de Sacramento, California.
No me asustan tus búsquedas en Google
Cuando un paciente llega con cientos de impresiones, sé que vamos a tener una buena charla… pero sobre sus temores infundados. Preferiría que los pacientes se comunicaran primero conmigo para ponerles las cosas en perspectiva; sin embargo, en general, los que investigan sobre sus enfermedades las comprenden mejor y son más rigurosos para cuidarse.
Dr. James C. Salwitz.
Contame tu historia, no tus síntomas
Me gusta que un paciente llegue a la sala de urgencias y me cuente cosas como éstas: “Estaba corriendo mis cinco kilómetros habituales cuando de repente, en el kilómetro uno, empecé a tener un dolor en el pecho que se detuvo cuando me senté”. Eso me resulta mucho más útil que solo oírlo decir: “Me apareció un dolor en el pecho”.
Dra. Leana S. Wen, directora de estudios sobre atención médica centrada en el paciente en la Universidad George Washington, en Washington D.C.
A veces, no sé qué está mal
Se supone que los médicos deben saberlo todo, pero no es así. Cuando dudo de si un tratamiento va a funcionar, el temor de una demanda me agobia mucho.
Dra. Lisa Smirnow, médica familiar y directora médica del Centro de Tratamiento Sagebrush, en McLean, Virginia.
Confío en tu instinto
Los padres son muy inteligentes e intuitivos, y saben qué es normal en sus hijos y qué no, así que todo el tiempo los escucho y los tomo en serio.
Dra. Wendy Sue Swanson, pediatra de Mill Creek, Washington.
Espero sus correos electrónicos… dentro de lo razonable
Siempre que voy a operar un paciente le digo que debemos estar en comunicación constante. Si en su caso necesita enviarme un correo electrónico con 30 preguntas, está bien, pero no espere que le responda por escrito. Lo voy a llamar por teléfono.
Dr. Anthony Youn, cirujano plástico de Troy, Michigan.
Tengo buenas razones para tardar en atenderte…
Es difícil ser el paciente, pero también es muy difícil ser el médico y tener que atender cada 15 minutos a una familia que plantea un desafío nuevo. Si una persona llega tarde, crea un efecto en cadena, pero cuando un adolescente llega y me dice que quiere suicidarse, no voy a echarlo a la calle. A veces quisiera ir a la sala de examen, encarar al padre furioso que ha estado esperando y decirle: “Tiene usted mucha suerte de que su hijo esté sano. Si nunca había tenido que esperar el doble de tiempo en una consulta, es realmente afortunado”.
Dra. Wendy Sue Swanson.
…pero si llegás tarde vos, más vale que tengas una buena excusa
Cuando un paciente llega muy tarde a la consulta, el doctor bueno que hay en mí piensa que debe tener una razón válida para ser impuntual y, por lo tanto, que debo atenderlo. El doctor malo se pregunta cómo puede ser tan desconsiderado. ¿Por qué los otros pacientes tienen que esperar porque alguien no pudo ser puntual? Por lo general recibo a un paciente que llega tarde siempre y cuando eso no moleste a los demás.
Dr. David Broyles.
Quizá ceda a su presión
Si querés que te haga un estudio no cubierto por tu obra social que no necesitás realmente, podría aceptar, siempre y cuando no sea muy caro ni invasivo. La relación entre médico y paciente es importante. Si pensás que me resisto a tu petición aparentemente inocua, no vas a confiar en mí; si cedo, te conservaré como paciente para poder recomendarte los exámenes médicos apropiados.
Dr. Kenneth Lin, profesor de medicina familiar en la Universidad Georgetown, en Washington, D.C.
Leo tu lenguaje corporal
La mirada de un paciente revela más que cualquier examen médico. Una persona que no dice toda la verdad —por ansiedad o por temor a lo que el doctor pueda decir— hace poco contacto visual, parpadea mucho y parece un poco distraída. Si un paciente está tratando de controlarme, me mirará sin pestañear, hará caso omiso a lo que le diga y tenderá a dar respuestas breves. Un médico puede percibir el dolor en la mirada distante o huidiza de un paciente.
Dr. James C. Salwitz.
Las segundas opiniones me sirven también
Podrían confirmar mi diagnóstico, lo que haría que el paciente confiara en mí y me permitiría compartir la responsabilidad legal con otros médicos. Y si estos discrepan de él, yo podría aprender algo.
Director médico corporativo de Canyon Ranch, en Lenox, Massachusetts.
Odio verte sufrir
Sé que mucha gente cree que los dentistas somos sádicos y que nos encanta infligir dolor, pero no es cierto. Me paso mucho tiempo diciéndoles a mis pacientes que me hagan saber cuando necesitan un respiro o más anestesia, y me quedo pensando en ellos un largo rato después de haberlos atendido.
Colleen Delacy.
Tomo como un reto los casos difíciles
Cada vez que un paciente nuevo me dice: “Todos los otros médicos aseguran que mi problema está en mi cabeza”, mi reacción es la siguiente: si estoy teniendo un mal día, tal vez piense: este paciente tiene un millón de quejas, y yo jamás voy a saber qué es lo que ocurre en realidad; si se trata de un buen día, lo tomo como un reto. Al dar consulta, la mayoría de mis días son buenos días.
Dr. Kenneth Lin.
Nunca supero la pérdida de un paciente
Un colega mío solía decir que cuando un paciente fallece, una parte de uno muere también. Cuando uno cuida de una persona durante 15 años, llega a conocerla a fondo, al igual que a su familia. Conozco a todos los niños y sé a dónde les gusta ir de vacaciones. Asisto a la mayoría de los sepelios. Cuando a las 3 de la madrugada te avisan que un paciente ha muerto, uno se levanta y piensa en él o en ella.
Dr. Vincent Bufalino.
El chiste sobre las vacunas no tiene gracia
Todo el tiempo trato con padres que no quieren vacunar a sus hijos. Algunos están tan asustados por los mitos sobre las vacunas, que la ciencia no los tranquiliza. Mi trabajo es escuchar sus preocupaciones auténticas y disiparlas con la mejor información, pero puedo enfurecerme cuando en broma dicen que su renuencia a vacunar a los niños va a complicar mi trabajo. Sí, lo complica, y eso no me divierte nada.
Dra. Wendy Sue Swanson.
¿Por qué no seguís mis indicaciones?
Al principio de mi carrera los pacientes no seguían mis consejos, y yo pensaba: Entonces, ¿para qué vienen a verme? Aún me molesta un poco cuando eso pasa, pero ahora trato de averiguar la razón. Puede ser falta de dinero, o quizás el paciente no entendió mis instrucciones. Algunas personas no aceptan ayuda hasta después de que les da un infarto o un ataque de apoplejía; y algunos no hacen caso nunca. Parte de mi maduración como médico ha sido conformarme con eso.
Dr. Kenneth Lin.
Mi trabajo es atender pacientes, no juzgarlos
Cuando le confirmo un embarazo no planeado a una chica de 14 años, no puedo evitar sentir aprensión. ¿Qué médico no se angustiaría? Con todo, tenemos muchos años de entrenamiento y estamos preparados para afrontar esos casos. Aunque siento una punzada en el estómago, me considero capaz de ayudar a la joven a tomar la mejor decisión para ella.
Dra. Wendy Sue Swanson.
Los remedios naturales me pueden exasperar
Cuando un paciente me pregunta por un complemento que no se ha probado, pienso: ¿Quiere pagar 20 veces más por ese “remedio natural” no probado que por el fármaco científicamente probado que le receté? ¿Qué facultad de medicina le concedió un título profesional al empleado de la tienda de alimentos naturistas?
Dr. David Broyles.
Me frustra que no hables de lo importante desde el principio de la consulta
Me molesta que la gente no sepa qué síntomas son importantes y cuáles no. Los 15 minutos de la consulta se van en hablar de nimiedades, o al paciente le preocupa un síntoma serio pero se tarda en plantearlo. Luego, cuando me estoy despidiendo, me dice: “Por cierto, he tenido dolores en el pecho”. ¡¿Cómo?!
Dra. Lisa Smirnow.
El paciente al que jamás olvidaré…
El primero al que le salvé la vida. Terminaba de empezar la carrera de medicina, y lo único que hice fue pasar un rato escuchándolo y diciéndole que su salud me importaba. Todos los médicos lo habían desahuciado, y yo lo convencí de hacerse una operación que al final lo salvó.
Dr. Anthony Youn.
Una mujer a la que su intuición le dijo que viviría más tiempo del que sus médicos pronosticaron: seis meses. Su espíritu y determinación para probar alternativas le permitieron vivir y disfrutar seis años más.
Dr. Mark Liponis.
Una paciente octogenaria que juega golf con personas de 60 o 70 años porque las de su edad no le aguantan el ritmo. Empezó a jugar cuando se jubiló y ahora juega a diario para mantenerse saludable.
Dr. Davis Liu.
Los que tienen fobia al dentista y empiezan a temblar y sudar cuando entran a mi consultorio. El hecho de que acudan y dejen que los cure me impresiona.
Colleen Delacy.
Un hombre llamado Harry. Solía hacer un viaje de seis horas de ida y vuelta para que yo lo atendiera. Le extirpé una lesión en la espalda que resultó ser cáncer de pulmón metastásico.
Dra. Pamela Wible, médica familiar de Eugene, Oregon.
Lo peor que ha hecho un paciente mío
He tenido pacientes que me han coqueteado, amenazado con atropellarme, invitado a ir de fiesta a su dormitorio de la universidad y acusado de tener un romance con su esposa (que era 30 años mayor que yo).
Dr. Anthony Youn.
No seguir mis recomendaciones y preferir una alternativa dañina, como el caso de un estudiante universitario de 20 años que, con el apoyo de su familia, se negó a recibir tratamiento para el linfoma y optó por el ejercicio, la dieta, las vitaminas, las enzimas… y una muerte rápida.
Dr. James C. Salwitz.
Una paciente me dijo que me enviaría por correo una muestra de sus heces para una prueba diagnóstica de cáncer de colon. Al poco tiempo, cuando yo estaba atendiendo a su hija, le confesé que me sentía muy avergonzado por haber extraviado el paquete de su madre. Con una sonrisa burlona, la joven me sacó del error: “¡Mi mamá ni siquiera recogió la muestra de heces!” Me pareció indignante que una paciente le mintiera de esa manera a su médico.
Dr. Mitch Kaminski, médico familiar de Hammonton, Nueva Jersey.