Las causas del síndrome de colon irritable continúan siendo un misterio y una frustración.
Los expertos afirman que los dolores, los espasmos, la diarrea y la constipación causados por este problema digestivo parecen ser el resultado de movimientos intestinales demasiado rápidos o muy lentos, y de nervios que se vuelven sensibles a la menor presión después de comer.
Los síntomas frecuentes son: dolores y cólicos abdominales, hinchazón, meteorismo, diarrea o constipación (o ataques alternados de ambos), mucosidad en las deposiciones. Estas soluciones funcionan, pero debés ser paciente. Es posible que debas probar una combinación de varias de ellas antes de encontrar un plan de prevención que le sirva.
1. Detectá las comidas problemáticas. Muchas personas que sufren de colon irritable saben por experiencia qué comidas causan problemas. Los alimentos problemáticos más comunes incluyen el alcohol, el chocolate, las bebidas cafeinadas, los productos lácteos y los edulcorantes sin azúcar. Las personas que tienen problemas de gases e hinchazón también pueden ser sensibles a las legumbres, el brócoli, el repollo y la coliflor. A otros, las comidas muy grasosas pueden causarles dolores intestinales.
2. Investigá los antibióticos. Los investigadores de enfermedades digestivas creen que el crecimiento excesivo de bacterias en la parte superior del intestino (un lugar que debería albergar pocas bacterias) podría explicar muchos de los síntomas confusos y difíciles de tratar del síndrome de colon irritable.
3. Intentá comer más fibra. Hasta hace poco, los expertos en enfermedades digestivas recomendaban mucho las dietas altas en fibra para las personas con colon irritable. Popularmente, se cree que la fibra soluble –presente en legumbres, peras, cebada y algunos suplementos de fibra– podría hacer más firmes las deposiciones de quienes sufren de diarrea, mientras que la fibra soluble e insoluble, que se encuentra en el pan integral y muchas verduras, podría acelerar los movimientos intestinales de quienes padecen constipación. Cambiá un alimento bajo en fibra por otro rico cada día (por ejemplo, reemplazá el pan blanco por pan integral) durante una semana y controlá cómo te sentís. Si te sentís bien, cambiá otro alimento. Asegurate de beber mucha agua para que la fibra no cause constipación.
4. Relajate. La relajación muscular progresiva alivia el estrés, lo cual a su vez parece reducir la sensibilidad al dolor causado por el colon irritable. En un estudio a pequeña escala realizado por la Universidad Estatal de Nueva York en Albany, las personas con esta afección que practicaron esta técnica a diario durante un mes tenían cinco veces más probabilidades de experimentar una mejoría en el dolor y los espasmos que quienes no utilizaban la técnica. Cómo hacerlo: sentate o acostate en un lugar cómodo. Cerrá los ojos, respirá profundo e imaginate el estrés saliendo de sus músculos. Comenzando por los pies, contraé cada grupo muscular y luego dejá escapar la tensión para que los músculos queden más relajados que cuando empezaste. Luego seguí con las pantorrillas, los muslos y continuá hasta llegar al cuello, el rostro y la cabeza.
Otras medidas preventivas
5. Hacé ejercicio. En un estudio a gran escala de la Universidad de Washington, el ejercicio proporcionó alivio a los síntomas gastrointestinales. Los investigadores no analizaron específicamente el síndrome de colon irritable, pero existe amplia evidencia de que la actividad física puede ayudar a relajar los intestinos. La actividad intestinal con frecuencia disminuye durante el ejercicio, porque en ese momento el cuerpo envía más sangre a las piernas y los brazos. También alivia el estrés y mejora el humor, lo cual hace que sea más fácil sobrellevar el dolor.
6. Incorporá bacterias buenas. Los probióticos –en forma de suplementos o como yogur con cultivos activos– pueden ayudar a aliviar los síntomas del colon irritable al incrementar los niveles de bacterias beneficiosas en el tracto intestinal. En un estudio, 44 personas con síndrome de colon irritable tomaron un suplemento que contenía lactobacillus y bifidobacterias, también presentes en los yogures con cultivos vivos y activos, durante una semana. Los síntomas como el dolor, los espasmos, la constipación y la diarrea mejoraron en un 50 por ciento.