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Las dietas más extravagantes

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Las personas han hecho un sinfín de disparates para bajar de peso. Divertite con sus locuras, pero no las imites.

No consumir nada excepto jugos, infectarse a propósito con parásitos, comer imaginariamente… Si existe una manera extrema de reducir la ingestión diaria de alimentos para bajar de peso rápidamente, alguien, en algún lugar, ya la ha puesto en práctica. Las dietas drásticas no solo son un síntoma de nuestra obsesión con el peso corporal en el siglo XXI. Durante por lo menos 1.000 años, la gente ha seguido los regímenes de alimentación más estrafalarios, poniendo en peligro su salud y, paradójicamente, su capacidad futura de adelgazar. Aquí algunas de las peores dietas a las que han llegado a someterse las personas:

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La dieta de “solo alcohol”

Cuándo: Hacia 1086.
Quién: Se dice que Guillermo el Conquistador.
En qué consiste: Como había engordado tanto que ya no podía montar a caballo, este rey de Inglaterra supuestamente decidió encerrarse en sus aposentos y no consumir nada, excepto alcohol.
Por qué es una pésima idea: En el largo plazo las consecuencias son alcoholismo, insuficiencia hepática y deterioro físico general, pero Guillermo ni siquiera llegó a esa etapa. Aún con un abultado vientre, murió en 1087, al caerse de su caballo.

La dieta Graham

Cuándo: En 1829.
Quién: Sylvester Graham, ministro presbiteriano estadounidense, quien predicaba el vegetarianismo y la moderación sexual entre sus seguidores, los grahamitas.
En qué consiste: Consumir frutas y verduras frescas, alimentos elaborados con trigo entero, y nada de carne ni especias. Se creía que el régimen de Graham no solo mantenía saludable a la persona, sino que refrenaba los “pensamientos impuros” y evitaba la masturbación.
Por qué es una pésima idea: Esperar que la nutrición “combata” el deseo sexual es muy discutible. Una protesta pública por el puritanismo de las creencias de Graham finalmente llevó al abandono de la dieta, aunque el legado del reverendo, las ligeramente dulces “galletas Graham”, hoy día siguen siendo muy apreciadas por los estadounidenses.

La dieta de la solitaria

Cuándo: Entre 1900 y 1920.
Quién: Tyra Banks reavivó el interés por esta dieta al hablar de ella en su programa televisivo en 2009, aunque desde luego, no la recomendó.
En qué consiste: Tragarse una lombriz solitaria. Leyó bien: una Taenia solium, el gusano parásito que es el azote de muchos en los países menos desarrollados. Hace un siglo se vendían píldoras con huevitos de tenia, y se creía que las lombrices se alojaban en los intestinos y se comían parte del alimento que la persona consumía antes de que llegara a engordar.
Por qué es una pésima idea: Puede provocar diarrea, dolor de estómago, expulsión de lombrices junto con las heces y posible crecimiento de larvas en el cerebro.

La dieta Fletcher

Cuándo: Alrededor de 1910.
Quién: Entre sus adeptos estuvieron el magnate industrial John D. Rockefeller y los escritores Franz Kafka y Henry James.
En qué consiste: El médico estadounidense Horace Fletcher era un experto en dietética, y hacía hincapié sobre todo en la masticación. Creía que masticar la comida largo tiempo —por lo menos 32 veces cada bocado, y en ciertos casos cientos de veces— hacía que la gente comiera menos. Fletcher decía que esto también ayuda a asimilar mejor los nutrientes de los alimentos, y aseguraba que él había subsistido comiendo sólo papas durante 58 días.
Por qué es una pésima idea: Las mandíbulas empiezan a dolerle, y usted se convierte en un compañero de mesa muy aburrido. No tiene nada de malo masticar muchas veces la comida, pero la comunidad médica ya no insiste en recomendar esto.

La dieta de Hollywood (también llamada del pomelo)

Cuándo: Desde los años 30 hasta nuestros días.
Quién: Las estrellas del cine y quienes aspiran a la fama.
En qué consiste: El argumento es que el pomelo contiene una sustancia que, al ser ingerida junto con proteínas, ayuda a quemar las grasas y a bajar de peso. Esta dieta restringe mucho la ingestión de calorías, así que la pérdida de peso es un resultado lógico, y no un efecto del pomelo.
Por qué es una pésima idea: Los expertos dicen que la mayor parte de la “pérdida de peso” es en realidad pérdida de líquidos, y que los kilos que se bajan se recuperan en cuanto se suspende la dieta. Además, el pomelo puede interactuar mal con algunos fármacos, entre ellos los que se recetan para la hipertensión.

La dieta de la Bella Durmiente

Cuándo: En los años 50.
Quién: Se dice que Elvis Presley.
En qué consiste: Es muy sencilla: si duerme las 24 horas del día, los siete días de la semana, no come nada. Se dice que Elvis tomaba pastillas para dormir a fin de lograr “una milagrosa pérdida de peso”.
Por qué es una pésima idea: Sedarse innecesariamente rara vez tiene un buen final. La adicción es un riesgo real, y cuando la persona por fin se despierta, ¡está muerta de hambre!

La dieta Atkins

Cuándo: De los años 70 a los 90.
Quién: Renée Zellweger y Robbie Williams.
En qué consiste: Muchas proteínas y grasas y prácticamente nada de carbohidratos (ni siquiera los de las frutas). Esta dieta provoca una condición llamada cetosis, en la cual el organismo quema grasa en vez de glucosa. La teoría del doctor Robert Atkins dio origen a una industria masiva de alimentos bajos en carbohidratos que sigue prosperando hasta la fecha.
Por qué es una pésima idea: La cetosis puede dañar los órganos vitales y, para consternación de las personas vanidosas, produce mal aliento.

La dieta de la banana

Cuándo: Desde el año 2000.
Quién: Muchos japoneses.
En qué consiste: Comer por lo menos una banana en el desayuno, concentrándose en su sabor. Casi todo lo demás está permitido, aunque solo se puede tomar agua. Esta dieta ha causado furor en Japón.
Por qué es una pésima idea: Aunque las bananas son relativamente baratas, si no hace otros cambios en su dieta es poco probable que baje de peso y se mantenga así.

La dieta de aire

Cuándo: En 2010.
Quién: En la edición francesa de la revista Grazia apareció Madonna posando para una campaña de Dolce & Gabbana en la que fingía comer.
En qué consiste: Usted pone alimentos en su plato, los corta y se los lleva a la boca… ¡pero no se los come! Eso sí, puede comer “sopa de agua”.
Por qué es una pésima idea: Tiene otro nombre: inanición. En serio, hay gente que muere tratando de vivir sólo de aire. No lo intente.

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