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Argentina joven-Manuel Lozano

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(continuación de: «Manuel Lozano. Creer es poder»)

…Manuel dejo? su Chascomu?s natal para estudiar en Buenos Aires. Le gustaba la Psicologi?a pero sosteni?a que es demasiado sensible y le iba a afectar mucho la angustia ajena; justo e?l, que hoy se codea con el dolor. Eligio? ser abogado. “Tiene que ver con el hacer justicia”, dice. Se recibio? en 2006 y, aunque es un asunto pendiente, hace uso de la psicologi?a a cada paso.

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Invitacio?n a creer. Acaba de terminar su primer libro. Lo llamo? “Te invito a creer”. En e?l cuenta su historia. “Lo escribi? sin ayuda de nadie”, aclara. Despue?s de estar en el terremoto de Chile, en el alud de Tartagal, en el tornado en Formosa, se decidio? a poner en palabras sus vivencias. “Hoy en la red hay una heterogeneidad enorme y es la mejor riqueza que tenemos. Hay muchos jo?venes involucrados, y no so?lo en la red.

Me asombra co?mo me escuchan chicos de secundario en las charlas que doy. Soy un par para ellos. Y pense?: si en una charla puedo invitarlos a hacer algo por los otros, ¿por que? no en un libro? Manuel busca despertar el compromiso en quienes lean su legado.

Rosario Quispe, la mujer coya que se transformo? en li?der de la Puna jujen?a, fundadora de la Asociacio?n Warmi Sayajsunqo que defiende a las comunidades de la zona, y Margarita Barrientos, la santiaguen?a que creo? el comedor Los Piletones, en Villa Soldati, tienen sus propios capi?tulos. Tambie?n incluyo? un capi?tulo en el que relata los di?as en los que quiere abandonar este esfuerzo de cambiar al mundo. “Es el ma?s raro pero es muy real. No quiero que crean que me va ba?rbaro, que todo es fanta?stico”, asegura.

No se conforma con creer. Manuel cree y, al mismo tiempo, hace. Hoy esta? sumergido en convertir en realidad el ma?s grande desafi?o que encontro? desde que llego? a la red: abrir una universidad en la Puna de Jujuy. “La idea es de Rosario Quispe. Ella son?o? con un centro de salud, lo cons- truyo? pero no tiene profesionales que trabajen en e?l. Tiene 60 chicos estudiando medicina en Cuba, pero ¿por que? no hacer que estudien en su lugar? Le dije: “‘Tu suen?o es el mi?o, vamos…’ y arrancamos”, se entusiasma. Y sigue: “Va a ser un sistema mixto, basado en la educacio?n a distancia. Habra? como un enorme ci?ber para que los chicos no tengan que bajar de la montan?a ma?s de dos veces por semana y puedan seguir las carreras en forma virtual. Una tecnicatura en ciencias empresariales que toca un poco de todo y con dos an?os ma?s se pueden especializar en turismo y hoteleri?a”.

Quiere que sigan carreras que los arraiguen a la Puna, ya que hoy todos los jo?venes que piensan en construir un futuro deben emigrar. Tambie?n quiere que haya abogaci?a, ya que muchos quieren defender los derechos de los abori?genes. Esta? tan convencido del proyecto que cree que va a poder contagiar a las empresas para que financien su suen?o.

Manuel cree que no hay otro secreto para transformar la realidad que ir en la bu?squeda de soluciones creativas. Y, por sobre todo, en lograr que la gente vuelva a creer en si? misma para provocar el cambio. Es un optimista contagioso. Un entusiasta que cree y hace creer.

Ofrecer un futuro. La problema?tica que ma?s preocupa es la alta tasa de suicidios de jo?venes que hay en el interior. “Si tenemos una generacio?n a la que no podemos ofrecerle nada para que se aferre a la vida, estamos haciendo algo mal. Que no podamos darle una visio?n de futuro es terrible. El ti?tulo del libro tiene que ver con eso”, afirma. No pretende ganar un peso con tal de que su libro se lea en las escuelas porque Manuel suen?a con llegar a ma?s y ma?s jo?venes. Sabe de su poder de conviccio?n y, a la vez, le toca lidiar con las peores necesidades. Despue?s de todo, los jo?venes son la mejor carta para cambiar la realidad.

La red esta? presente en todo el mapa argentino. So?lo falta terminar de crear “sucursales” de esta enorme usina de solidaridad en las provincias de Formosa y Santa Cruz, cada una en la punta opuesta de la bru?jula. La asociacio?n tiene 1.000 voluntarios fijos y esta? presente ante cualquier desgracia que afecte a los argentinos o sus vecinos de los pai?ses limi?trofes. Se toma como una obligacio?n moral ser la voz de los que no tienen acceso a lugares donde e?l si?: poli?ticos, empresarios y dirigentes lo escuchan.

Cuando el fri?o llegue, comenzara? la campan?a que recorre las calles de Buenos Aires para asistir a aquellos que viven a la intemperie y asi? mitigar los efectos devastadores de las bajas temperaturas. El an?o pasado Manuel empezo? con tres amigas esta campan?a y llegaron a ser 650 personas que todas las noches, de mayo a septiembre, recorrieron las calles lleva?ndole algo caliente y una palabra amiga, a quienes no tienen cobijo para dormir. La logi?stica de este eje?rcito de voluntades acaparo? su casa durante las 150 noches de tiempo helado.

Una ane?cdota lo pinta perfectamente: esta campan?a lo obligo? a mudarse. Una donacio?n de 40.000 porciones de sopa ocupo? su living. La cocina se lleno? de jarras te?rmicas, vasos y cucharas. Y al poco tiempo su habitacio?n se inundo? de frazadas, ropa y zapatillas. “Tuve que pedirle a mis primas que me dejaran vivir con ellas durante el invierno”, reconoce.

Recordando la imagen que lo marco?, Manuel cuenta que un tiempo despue?s que se entero? que aquel chico al que vio en ojotas y por el que empezo? a juntar donaciones, no usaba zapatos porque se habi?a lastimado los pies. Pero eso, ya no importaba. La semilla de la solidaridad habi?a germinado en e?l para permitirle convertirse en lo que es hoy.

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