Benicio del Toro cuenta sobre su nueva película «Che», Puerto Rico y su vida personal. Conocelo.
Un guerrero del cine
Es un día otoñal soleado en Nueva York y en el lobby del lujoso hotel Mercer en Soho aguarda Benicio del Toro, quien ha llegado hasta aquí en una gira para promocionar Che, serie de dos películas dirigidas por Steven Soderbergh sobre el hombre que simboliza el espíritu revolucionario de los años 60. Para lograrlo, contó con la entrega absoluta de Del Toro, quien por su labor obtuvo en mayo el Premio al Mejor Actor en el Festival de Cannes, con lo que se convirtió en el primer puertorriqueño en llevarse el prestigioso galardón. El reconocimiento se suma a un Oscar al Mejor Actor de Reparto por Traffic, innumerables premios adicionales por aquel filme y una nominación a la estatuilla dorada por su trabajo con el mexicano Alejandro González Iñárritu en 21 Gramos. A los 41 años, el hijo de abogados puertorriqueños pasa por uno de los mejores momentos de su carrera. En abril llegará a los cines de todo el mundo The Wolf Man, la nueva versión del clásico de 1941 que, con un costo de 85 millones de dólares, puede abrirle a Del Toro las puertas del cine comercial. El actor ya no mira hacia atrás y nos confiesa su sueño de dar el primer paso como director de un largometraje, y la inquietud de querer formar una familia.
P. ¿Este ha sido el papel más difícil de toda tu carrera?
R. Sin ninguna duda. En primer lugar, por la investigación que tuve que hacer. En segundo lugar, por la responsabilidad. En tercer lugar, porque esto que cuenta la película verdaderamente ocurrió. No tenía la libertad de inventar, como he podido hacer en otros papeles.
P. ¿De chico escuchaste hablar del Che? ¿Cómo fue que lo descubriste?
R. La verdad es que la primera vez que escuché su nombre fue en una canción de los Rolling Stones de 1979 que se llama Little Indian Girl. Pero luego no volví a escuchar su nombre por mucho tiempo.
La siguiente vez que supe de él fue en el ‘88, cuando estaba en México. En una librería encontré un libro con las cartas que les escribió a sus padres y otros familiares. Fue la primera vez que me sentí fascinado por él.
P. Siendo un personaje tan cinematográfico, ¿por qué crees que ha pasado tanto tiempo sin que se llevara su vida al cine de una manera apropiada?
R. Hay varias películas sobre él: una argentina, una cubana, otra norteamericana y una italiana. Pero supongo que nunca antes se le había llevado al cine apropiadamente porque es un personaje muy complejo. Uno tiene que revivir su experiencia, con la diferencia de que él tuvo que lidiar con bombas reales y balas de verdad. En ese sentido, fue agotador. Yo creo que se volverá a hacer otra película sobre el Che, pero no muy pronto.
P. ¿Sólo por las exigencias físicas?
R. No. Otra de las cosas complicadas a nivel de actuación es que era un erudito y un intelectual, y a la vez, un hombre de acción en el sentido más amplio de la palabra. Hubo que hacer al mismo tiempo una película de acción y una película intelectual. Pero además, otro elemento que complicó las cosas fue la velocidad con la que se hizo la película. Sólo podíamos hacer una o dos tomas por escena y rodábamos un promedio de tres o cuatro páginas por día. En una película normal, te tomas dos o tres días para hacer tres o cuatro páginas. Pero Steven siempre se propuso hacer la película así.
P. ¿Interpretar a Guevara te transformó como ser humano?
R. Sí, me transformó como me transforma cada personaje que interpreto. Aprendí mucho sobre la Revolución cubana y sobre América Latina en general. También me volvió más consciente sobre las injusticias que ocurren en el mundo.
P. La historia de Guevara es muy complicada, pero daría la sensación de que, en Che, la única controversia que toca la película es por qué decidió ir a Bolivia…
R. Él fue el que decidió ir. No hay dudas con respecto a eso. Nadie sabe qué fue lo que se dijeron en esa última conversación con Fidel Castro, pero él no podía ir como representante de Cuba porque eso hubiera significado que Cuba estaba invadiendo Bolivia, lo que habría causado una gran crisis con los Estados Unidos. Pero se pueden ver chispazos de la controversia sobre la época de La Cabaña en las escenas de las Naciones Unidas. El Che estaba a favor de la pena de muerte. La gente en La Cabaña fue juzgada y ejecutada, y aunque no sé bien los números, sé que entre los fusilados allí hubo varios torturadores.
P. ¿Te preocupa que parte de la comunidad latina de los Estados Unidos se enoje con tu decisión de interpretar a alguien que consideran un enemigo?
R. Este es un mundo libre, y yo nunca tuve la intención de molestarlos. Se trata simplemente de una aproximación histórica a un personaje.
P. Alguna vez confesaste que de chico te encantaban las películas del Hombre Lobo. ¿Fue por eso que quisiste protagonizar The Wolf Man?
R. La verdad es que esa película se la debo a mi mánager, Rick Yorn. Yo tengo un póster de este personaje en mi casa, y un día me dijo que iba a ir a Universal a proponer la película. Así fue como empezó todo.
P. ¿Volviste a ver la película original antes de hacer la nueva?
R. Sí, porque nuestra versión está basada en el filme original. Pero en este proyecto sí pude inventar elementos nuevos. Una de las cosas que más me impactaron de mi investigación previa al rodaje es que no se ha documentado un solo ataque en que un lobo haya matado a un ser humano. Ese dato me pareció asombroso.
P. En The Wolf Man la madre del protagonista muere cuando él es muy pequeño. ¿Fue difícil para ti revivir esa etapa de tu vida?
R. Es cierto que existe esa conexión; además mi personaje también es actor. Pero yo no lo viví de esa manera, no pensé en mi madre o al menos no conscientemente. La película no trata sobre eso, por lo que nunca lo exploré. El peso está puesto en una historia de amor y en la tragedia de este hombre que debe cargar con la enfermedad de convertirse en el Hombre Lobo.
P. Considerando lo que te ocurrió a los nueve años y lo incomprendido que fuiste de chico, ¿crees que la vida te compensó por tus sufrimientos del pasado?
R. La verdad, no. Siento que la vida me ha seguido dando golpes, igual que a los demás. Por ejemplo, la muerte de gente cercana a mí.
P. ¿Por qué lo dices?
R. Acabo de perder a mi madrina, que era como mi madre. Por lo menos pudo disfrutar mucho de mi vida como actor. En ese sentido, sé que he tenido mucha suerte porque he podido devolverle algo a través de mi trabajo a la gente que me importa y que me ha dado amor. Ellos están muy orgullosos de lo que hago.
P. Tu padre y tu madrina al principio estaban preocupados por tu decisión de ser actor. ¿Cambiaron su manera de ver las cosas con el tiempo?
R. Sí. En los últimos tiempos estuvieron muy involucrados.
P. ¿Tu padre te admitió en algún momento que deberías haber sido actor en lugar de abogado?
R. Sí. Él pertenece a otra generación. Ahora que está mayor ha cambiado un poco, pero siempre fue muy reservado. Pero nos reímos del tema, y él está muy orgulloso de mí. Me lo ha dicho más de una vez. Y yo estoy orgulloso de que él esté orgulloso.
P. ¿Cuándo te diste cuenta de que tenías la capacidad de expresar emociones como actor?
R. No lo sé. Es que los actores somos muy inseguros. Yo lo soy.
P. Has ganado un Oscar y un Globo de Oro. ¿Qué más necesitas para saber que eres buen actor?
R. No es que necesite demostrarme nada, sino que cada papel es diferente. Cada película que hago es como si trabajara por primera vez en el cine. Por eso es que ahora quiero contar mi historia. No la historia de Benicio del Toro, sino una propia.
P. Estás hablando de dirigir. Anteriormente hiciste un cortometraje…
R. Sí, 12 o 13 años atrás. Pero eso fue para experimentar. Ahora quiero contar una historia que exprese cuál es mi manera de ver el mundo. Ese es ahora mi objetivo. Probablemente siga actuando, pero creo que en mi próximo proyecto voy a tratar de contar una historia y ver cómo me siento al final del proceso.
P. Tienes cuarenta y un años. ¿Piensas casarte y formar una familia? ¿Es difícil encontrar a una mujer que te quiera por quien eres y no por lo que significas?
R. Sí, es difícil. Por eso tienes que prestar un poco más de atención. El otro gran problema es que estoy viajando todo el tiempo. Con Che he tenido que venir a Nueva York, y de aquí voy a Londres, España, Argentina y Brasil. Luego vuelvo a Los Ángeles, y de allí a Francia. Todo esto en el transcurso de tres semanas. Mi vida es muy intensa y, por eso, tengo que encontrar a alguien que tenga una calma zen para poder entender este estilo de vida.
P. Tener una novia es una cosa, pero criar niños es otra…
R. Es cierto, porque tienes que dedicarles tiempo y atención. Por eso tengo que encontrar a la persona que pueda estar con ellos y sea lo suficientemente fuerte para lidiar con todas las situaciones que se me presenten.
P. ¿Por qué los Del Toro han elegido profesiones tan complicadas? Tu hermano Gustavo es oncólogo pediátrico, ¿no es así?
R. Él se dedica a salvar niños y eso es algo muy bello, aunque también hay mucho sufrimiento, pero te devuelve el más alto nivel de éxtasis. En mi caso, las películas que he hecho, en su gran mayoría, han sido muy duras: la realización ha sido difícil, los temas han sido delicados, las locaciones complicadas, y había problemas de financiación. Pero lo disfruto. Si no lo disfrutara, no lo haría, y lo mismo vale para mi hermano. Yo tengo la sensación del deber cumplido al final de cada día y estoy seguro de que mi hermano siente lo mismo. Cuando yo trabajo en una escena, siento una gran satisfacción.
P. Eres uno de los tres puertorriqueños que han ganado un Oscar y el único que ha sido galardonado como Mejor Actor en Cannes. ¿Cuál es tu relación con Puerto Rico?
R. Me encanta. Siempre me intereso por cosas que tienen que ver con la isla, especialmente lo relacionado con la naturaleza. También he ayudado con una campaña para estimular la lectura y voy a hacer algo por los animales que se escapan de sus casas. Si quiero salvar los últimos lugares de ensueño verde que nos quedan es porque es una pequeña isla a la que amo. Me encanta visitarla. Todos allí son siempre muy respetuosos conmigo. Cada vez que voy a Puerto Rico alquilo un auto, paseo y voy a los restaurantes como cualquier otro puertorriqueño.
P. ¿En qué medida ganar un Oscar difiere de ganar el Premio al Mejor Actor en Cannes?
R. Creo que ganar un premio en Cannes es como llevarte una medalla
en las Olimpíadas. Cannes es como un festival mundial del cine. No es un festival francés. El Oscar, en cambio, gira más en torno a los Estados Unidos.
P. En cualquier caso, eres un hombre afortunado, Benicio.
R. Es cierto, soy un hombre afortunado, aunque todo lo haya conseguido con el sudor de mi frente…