¿Querés echar un vistazo al futuro? Recorré las calles y laboratorios de Japón.
Todo aquí me llama la atención
ESTOY EN LA SALA DE EXHIBICIÓN de INAX, en el distrito de Ginza, en Tokio, adonde he venido en busca del futuro. Kiwako, mi joven y sonriente guía, me muestra las últimas innovaciones para la cocina y el baño. Hay piletas con iluminación integrada y llaves de agua con control automático; barras de cocina que también funcionan como bocinas estereofónicas, y azulejos de baño que absorben los malos olores.
Todo me parece muy interesante, pero viajé hasta aquí para ver otra cosa. Por fin, Kiwako me lleva a un pequeño cuarto. Allí, en un rincón tenuemente iluminado, se encuentra el inodoro musical.
Japón es indiscutiblemente el país de la alta tecnología, un lugar donde máquinas y aparatos son una auténtica atracción turística. Olvídese de la Disneylandia de Tokio; aquí se divierte mucho más recorriendo las calles y viendo toda clase de juguetes: puertas de taxi que se abren automáticamente, bandas transportadoras en estacionamientos que guardan los vehículos como platos en una alacena, escaleras mecánicas parlantes…
Los negocios están llenos de los artefactos más sofisticados, desconocidos aún en gran parte del resto del mundo. Muchos de ellos jamás llegarán a exportarse; otros, como los nuevos teléfonos celulares, videograbadoras, televisores y computadoras portátiles, permiten vislumbrar lo que pronto será común.
Y todavía nos falta ver mucho más. Los investigadores japoneses están desarrollando productos que podrían mejorar significativamente nuestra forma de vivir.
PUES BIEN, VOLVAMOS al inodoro musical. El Satis D-318SU, como se conoce oficialmente, es una maravilla automática que toca música, alza la tapa, calienta el asiento, lava, seca, da masaje, ilumina la taza, extrae los olores y entibia piernas y pies.
Cuando, por medio de sensores, detecta la llegada de un usuario, levanta la tapa y empieza a tocar música. Usted puede programarlo con sus canciones predilectas, u optar por los relajantes sonidos de la naturaleza. Elija lo que elija, le costará hasta 325.000 yenes (unos 2.700 dólares).
Tal vez el resto del planeta no esté listo para esta combinación de inodoro y sistema de entretenimiento, así que, lamentablemente, es probable que el inodoro musical caiga en la categoría de las innovaciones que siempre serán exclusivas de los japoneses. Otras, en cambio, tienen un potencial de alcance mundial.
Muchas innovaciones japonesas se inspiran en las necesidades de consumidores que viven en departamentos más chicos que un estuche de maquillaje. Por ejemplo, el Sharp QW-SC1, un minilavavajillas que se coloca sobre una barra de cocina y está diseñado para lavar los platos después de una o dos comidas. Mide apenas 46 centímetros de altura.
Encontrar espacio en casa para un horno convencional también plantea un problema. Varias empresas japonesas fabrican aparatos pequeños que funcionan como hornos de microondas y a la vez como hornos de convección ordinarios.
En el otro extremo, Sharp presentó recientemente lo que anuncia como el televisor con pantalla de cristal líquido (LCD) más grande del mundo, que mide 1,34 por 2,39 metros. Probablemente sea más grande que algunos hogares japoneses.
ME DESPIDO de Kiwako y salgo de la sala de exhibición de INAX para dirigirme a las calles de Ginza. Es un paraíso de compras alucinante, si bien algo caro.
Al caminar por la zona descubro la tecnomanía japonesa. Un proyecto experimental llamado Red Ubicua de Tokio acaba de iniciarse con la instalación de 10.000 radiotransmisores inalámbricos en el distrito de Ginza. El objetivo final es crear un sistema de información pública multilingüe que permitirá a la gente dirigir pequeños receptores, posiblemente integrados a sus teléfonos celulares, hacia cualquier negocio o esquina de calle y recibir información o señas.
Después de pasear a lo largo de varias cuadras, me encuentro con otro palacio del futuro. Es la sala de exhibición de Nissan, un local con paredes de vidrio donde se muestran al público autos prototipo. Una vez que me encuentro en el interior, descubro un cochecito con forma de burbuja llamado Pivo.
Es un vehículo eléctrico que tiene aspecto de auto del mañana, o tal vez de carrito de golf del presente. Mostrado por primera vez al público en la Exposición de Autos de Tokio de 2005, cuenta con un compartimiento esférico para tres pasajeros, y puertas que se abren a la inversa. Pero el Pivo realiza el mayor de sus trucos cuando hay que dejarlo en algún sitio o sacarlo de allí. No se necesita poner marcha atrás para salir del espacio de estacionamiento: basta con hacer girar 180 grados el compartimiento de pasajeros, y listo.
Aunque no hay planes para comercializar el Pivo, Nissan ha insinuado que la tecnología de este prototipo, sobre la base de una batería de iones de litio, podría utilizarse en un auto que se producirá y probará en 2010. Algunos detalles de esta divertida maquinita podrían aparecer con el tiempo en las cocheras de todo el mundo.
Las luces delanteras del auto Pod cambian de color e intensidad para reflejar el ánimo del conductor.
Nissan no está solo en la competencia de innovaciones automovilísticas. Toyota planea equipar algunos de sus modelos 2009 con volantes especiales capaces de analizar el sudor del conductor. Si los sensores detectan alcohol en él, el vehículo se apagará casi al instante. Incluso si el usuario trata de engañar a los sensores poniéndose guantes, los patrones erráticos de conducción pueden inmovilizar automáticamente el auto.
Toyota también ha creado un auto prototipo llamado Pod que utiliza un programa computarizado de reconocimiento de sonidos para captar los tonos de voz del conductor; por ejemplo, sus “amables” comentarios sobre el camionero que acaba de cerrarle el paso. Además, el Pod está equipado con luces delanteras especiales que cambian de color e intensidad para reflejar el estado de ánimo del conductor: alegría, tristeza o enojo. La supuesta finalidad de estas luces es advertir a otros conductores que uno está pasando por un mal día y más les vale no molestar.
Por otro lado, el Pod también intentará disipar o reducir su ira con música suave o con una voz relajante. Si detecta estrés, proyectará advertencias visuales para alertarlo sobre su manera de conducir antes de que lo haga la policía de tránsito.
Es difícil saber si al resto de los países les interesará un auto equipado con adminículos que reflejen cambios de ánimo. Lo que sí cabe predecir es que muchas otras innovaciones japonesas dirigidas al consumidor tarde o temprano nos van a llegar. De modo que, convencido de esto, me subo al subterráneo para ir a conocer a algunos de los artefactos del futuro. Mi siguiente destino: Akihabara, el mayor centro comercial de juguetes tecnológicos del mundo.
Las calles de Akihabara son una suerte de parodia de ciencia ficción de un mercado de frutas y verduras al aire libre, donde los compradores hurgan entre canastos llenos de tarjetas de microcircuitos colocados a lo largo de las veredas. Negocio tras negocio, encuentro lo último en artículos para el consumidor: computadoras portátiles con pantalla superbrillante y baterías que duran 12 horas; pequeñas videocámaras de alta definición equipadas con disco duro, y enormes televisores listos para conectarse a Internet, como el modelo Internet Aquos de Sharp, con pantalla LCD de 37 pulgadas y alta definición, que incluye computadora y teclado.
Hay teléfonos celulares con una amplia gama de funciones y dispositivos, como candados, espectáculos de luz y conexión a un localizador satelital. Las estaciones de televisión japonesas han comenzado a transmitir señales que pueden captarse sin necesidad de cables, tal como las computadoras portátiles captan las señales inalámbricas de Internet. Unas miniantenas enchufables convierten los teléfonos celulares o las laptops en televisores portátiles, ideales para el largo viaje en tren del trabajo a casa.
La mayoría de los celulares japoneses tiene una pantalla giratoria que puede colocarse en posición horizontal para mostrar en formato ancho imágenes televisivas, de video y juegos. También pueden hacerse girar para permitir al usuario fotografiarse a sí mismo con mayor facilidad.
Muchos artefactos que hasta ahora sólo se venden en Japón son simplemente versiones más avanzadas de juguetes ordinarios. Se dice que la nueva DMX-HD2 de Sanyo, que mide apenas 3,6 por 8 por 12 centímetros, es la videocámara de alta definición más pequeña y liviana del mundo. Y la Exilim Zoom EX-Z1050 de Casio es una cámara digital de 10,1 megapixeles que puede tomar fotos continuas a alta velocidad (siete fotos por segundo) a fin de captar una secuencia de acción completa.
Las innovaciones tecnológicas invaden las vidrieras
LOS NEGOCIOS de Akihabara también tienen a la venta robots domésticos que se parecen más a los aparatos eléctricos portátiles que a las amenazantes máquinas cibernéticas de la ciencia ficción. Uno de ellos es el Miuro (abreviatura de music innovation based on utility robot technology, o “innovación musical basada en tecnología robótica utilitaria”), de ZMP Inc., que en esencia es un aparato estereofónico rodante que sigue al usuario por toda la casa.
El Miuro usa una cámara y sensores para eludir obstáculos en respuesta a la voz del usuario, y se coloca en el sitio adecuado para llenar de música la habitación. Aunque el Miuro es sencillo y útil, es muy improbable que llegue a conquistar a toda la humanidad. Con todo, muy pronto se pondrá a la venta en varios países.
Crear un robot que sea bastante consciente de su entorno como para moverse como una persona aún es un sueño muy lejano. Sería más realista esperar la creación de una especie de secretario robótico que uno pudiera conectar a sus sistemas personales de comunicación, entretenimiento y seguridad para que nos mantuviera al tanto de la información esencial.
Mejor todavía, los robots del futuro podríamos ser nosotros mismos. Investigadores de la Universidad de Tsukuba, ubicada a unos 50 kilómetros al noreste de Tokio, han creado un exoesqueleto robótico llamado HAL-5. HAL es un nombre siempre popular entre los científicos, por influencia de la película 2001: odisea del espacio, en la cual la malévola computadora HAL 9000 lo veía todo y controlaba todo en la nave espacial.
Por suerte, el HAL-5 es de los nuestros. Está diseñado para ayudar a caminar a las personas discapacitadas y los ancianos. Puede captar las señales eléctricas del organismo humano y memorizar los patrones de movimiento de su dueño para responder eficazmente. Adiós a las andaderas de aluminio: el HAL-5 ofrece la posibilidad de una movilidad verdadera. A diferencia de lo que uno ve en el cine, el tecnofuturo puede ser amable.
CUANDO POR FIN LLEGA la hora de irme de Japón, las innovaciones tecnológicas del país me siguen hasta el aeropuerto. Un mapa iluminado en el va-gón del tren me muestra el avance hacia la terminal aérea de Narita. Una vez allí, unos andadores móviles parlantes me guían con información servicial: “Se acerca el final del andador. Por favor, tenga cuidado”.
Me da tristeza partir, pero tengo el presentimiento de que, en un futuro muy cercano, algunas de las maravillas tecnológicas de Japón me van a seguir hasta casa.