Una forma común y efectiva de calmar el dolor que quizás usted no conozca.
Frotar o presionar suavemente una parte del cuerpo dolorida no es solo una reacción instintiva, sino que puede actuar como un auténtico calmante.
Tocarse o ser tocado con delicadeza produce mensajes que son trasmitidos hacia el cerebro a lo largo de senderos nerviosos distintos a aquellos que se utilizan para comunicar las señales de dolor. Estas sensaciones más tenues derivan de la estimulación de terminaciones que tienen un umbral muy bajo, las cuales son activadas con mucha más facilidad que los receptores de dolor, viajan más rápido y llegan al cerebro antes que los mensajes de molestia, bloqueándolos parcialmente.
Es por eso que las técnicas de presión manual o los masajes pueden ser más útiles de lo que pensamos.
Fuente: doctor Leon Chaitov, Aprender a vencer el dolor por la vía natural, Oniro, 2003