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Tretas animales

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Sorprendentes tácticas de supervivencia.

Falsas alarmas y tácticas de terror

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Pocas aves toleran la intromisión de extraños en su área de alimentación. Al compartir la comida con otras especies se reduce la cantidad de alimento disponible durante los meses de invierno, en los cuales no abunda. Cuando el carbonero común, por ejemplo, encuentra una invasión de gorriones molineros en un campo de fruta del que se han apropiado, emite sonidos de alarma aunque no exista ningún peligro cercano. Los gorriones, en consecuencia, huyen presas del pánico y le dejan las frutas.

Hermoso y astuto

El colibrí de Anna macho posee plumaje verde, y corona y pecho escarlata. En un experimento, los científicos colocaron una red para atrapar pájaros en el territorio de un macho al que llamaron Spot, el cual pasó un rato volando sobre la red antes de posarse sobre ella. Poco después, otro macho entró en el territorio de Spot y comenzó a comer.

Por lo general, los colibríes machos son muy agresivos con los intrusos y vuelan hacia ellos mientras entonan su canto territorial. En esta ocasión, sin embargo, Spot no emitió ningún canto sino que se acercó lentamente al invasor, por detrás. Solo entonces el macho emitió su sonoro canto y se abalanzó sobre el otro pájaro, que salió volando y quedó atrapado en la red.

La caña de pescar de un chimpancé

Un chimpancé revisa con cuidado las ramas de un árbol. Elige una muy delgada, la arranca y le quita las hojas; después, con gran delicadeza, la introduce por la estrecha «puerta» de un hormiguero de termitas. Al sacarla, la varilla está cubierta de termitas soldado que muerden furiosamente al «intruso». Entonces, el diestro cazador se pasa la ramita por la boca y engulle los insectos con fruición.

En la década de los sesenta, la zoóloga Jane Goodall se sorprendió al descubrir que los chimpancés salvajes usaban varas para atrapar termitas. Durante muchos siglos el hombre se ha adjudicado la capacidad exclusiva de fabricar y emplear herramientas, y ha considerado que esta es una de las habilidades que lo distinguen del resto de los animales. Pero desde que Goodall hizo su trascendente descubrimiento, ya no podemos seguir diciendo que somos los únicos usuarios de las «extensiones de la mano».

Desde entonces, los etólogos han descubierto otros usos de las herramientas en los animales. Se ha visto, por ejemplo, que los chimpancés se limpian los dientes con varas puntiagudas, y con las hojas se quitan el pus de las heridas. Además, mastican las hojas para darles consistencia de esponjas y con ellas extraen agua de los agujeros. Y para evitar que las hormigas legionarias los muerdan, las atrapan con manojos de hierbas. Se ha observado incluso que, para defenderse de los leopardos que encuentran a su paso, esgrimen palos y troncos.

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