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Libros de todas partes

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Los libros que se encontraban en Alejandría eran copiados por escribientes.

Tolomeo encargó a un sabio griego, Demetrio de Falero, la responsabilidad de crear un gran palacio del saber en el corazón del palacio real. Fue así como ambos comenzaron a crear un depósito del conocimiento. Mientras Tolomeo escribía a emperadores, reyes y príncipes, pidiéndoles libros de sus países, Demetrio enviaba a sus agentes a comprar obras en el extranjero. Se buscaban libros en todos los barcos que arribaban al puerto de Alejandría y los que se encontraban eran copiados por un equipo de escribientes. Se devolvían las copias y se conservaban los originales en la biblioteca.

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Esta gran empresa continuó durante años. En el curso del reinado de Tolomeo II (284-246 aC), el poeta Calímaco realizó el catálogo de la biblioteca, registrando 90.000 manuscritos originales y 400.000 copias; otros 42.800 pergaminos se almacenaban en una biblioteca más pequeña, situada en otro lugar de la ciudad.

Incendio en la biblioteca de Alejandría

El incendio de la mayor biblioteca del mundo antiguo continúa envuelto en el misterio. Según una de las teorías, fue incendiada c. 47 aC durante la encarnizada batalla entre Tolomeo XII, su hermana Cleopatra y el aliado de ésta, Julio César. El ejército romano incendió la flota de Tolomeo y las llamas se propagaron desde el puerto hasta la biblioteca, haciendo vano todo esfuerzo para extinguir el fuego.

En 391 dC al menos parte del anexo de la biblioteca quedó arrasado cuando el emperador romano Teodosio I ordenó la destrucción de los templos paganos y otros edificios. Según otra historia, la biblioteca principal fue demolida cuando los árabes conquistaron Alejandría, en el 646 dC. Los conquistadores, fervientes musulmanes, opinaban que el único saber verdadero estaba contenido en el Corán y que todos los demás libros debían quemarse.

Rey sabio

Tolomeo I fue, además de hábil diplomático y soldado de prestigio, escritor y amante de los libros. Escribió una historia de las campañas de Alejandro Magno. Tras su muerte fue adorado como dios por sus súbditos.

Todo el saber

Los libros se escribían a mano sobre rollos de papiro o papel vitela y se clasificaban por materias. Cada libro -independientemente de que ocupara uno, dos o más rollos- tenía su propio compartimiento. En el extremo de cada pergamino se colgaba una etiqueta que detallaba su contenido. La biblioteca llegó a albergar 700.000 libros, reunidos a lo largo de tres siglos.

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