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Breves días de gloria

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Algunos nobles contendían en el Coliseo atraídos por la gloria efímera y las emociones fuertes.

Los gladiadores eran personajes famosos en la Roma antigua, sobre todo los veteranos, cuyos nombres aseguraban que el Coliseo se llenara y que la gente pintarrajeaba en los muros de la ciudad. El ganador de una contienda era premiado con regalos y joyas de oro para que disfrutara hasta su siguiente combate. Pero no eran muchos los que sobrevivían hasta ganar la espada de madera llamada rudi, que se concedía al gladiador destacado junto con su libertad.

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Algunos nobles también contendían en el Coliseo atraídos por la gloria efímera y las emociones fuertes. El excéntrico emperador Cómodo participó en varios encuentros gladiatorios con rivales desarmados o que tenían armas sin filo hasta que murió en uno de ellos, en 192 d.C.

Hubo también algunas gladiadoras; sin embargo, el emperador Septimio Severo prohibió en el año 200 d.C. que participaran mujeres.

Con el cristianismo terminó la era de los gladiadores. El emperador Constantino el Grande prohibió en 326 d.C. condenar a la arena a los reos, y las lides gladiatorias fueron proscritas en definitiva en el año 404, tras la lapidación del monje Almaquio, que trató de separar a dos combatientes ante los enardecidos espectadores.

Batallas navales fingidas

El Coliseo de Roma tenía originalmente un sistema hidráulico subterráneo con el que podía inundarse la arena para escenificar una naumaquia, combate naval simulado que se celebraba por lo menos dos veces al año.

Se adiestraba a los gladiadores para luchar en el agua, y las competencias resultaban tan sangrientas como en tierra, por lo general hasta que uno de los contendientes moría.

En el año 2 a.C. el emperador Augusto mandó construir una cuenca especial para las naumaquias en la ribera oriental del río Tiber, la cual abarcaba unos 200.000 m2 y era llenada con agua del lago Alsietina, situado a 32 km de distancia. Una de las primeras naumaquias celebradas allí escenificó una lucha entre atenienses y persas, y en una naumaquia organizada en 52 d.C. por el emperador Claudio participaron 19.000 hombres en 100 barcos.

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