Cuando Vaslav Nijinsky bailó por primera vez, los espectadores rusos quedaron encantados.
En 1907, cuando Vaslav Nijinsky bailó solo por primera vez en público, los espectadores rusos quedaron encantados. Nijinsky tenía entonces 16 años de edad, y durante la década siguiente disfrutó de todo lo que tantos otros habían soñado. En los grandes teatros de ballet se le reconocía por su estilo expresivo, belleza física y extraordinaria combinación de destreza en la danza y talento dramático. Además, sus extraordinarios saltos, con los que parecía desafiar la fuerza de la gravedad, dejaban a los espectadores boquiabiertos. Se dice que se elevaba como un cohete y descendía como una pluma.
Nijinsky realizó la coreografía de cuatro ballets a lo largo de su carrera, que se vio interrumpida en 1917 por la esquizofrenia. En su época, la única forma de conservar el ballet era transmitiéndolo de generación en generación de bailarines, lo cual era un método inexacto, ya que las adaptaciones sutiles y las pequeñas alteraciones pronto perdían mucho del original. Si un ballet pasaba de moda, podía desaparecer para siempre. La enfermedad de Nijinsky no le permitió transmitir sus conocimientos.
Cuando bailó en París Preludio a la siesta de un fauno en 1912, el ligero toque erótico de su coreografía causó conmoción y deleite. El ballet se desvaneció por muchos años, pero Mane Rambert logró recrearlo, pues ella era una de las pocas personas que lo habían visto y tenía la habilidad de revivirlo.
Algunos ballets rusos llegaron a Occidente durante la RevoIución Rusa, ya que habían sido registrados con la notación Stepanov, una de las tres formas con las que se indican los movimientos de los bailarines. En Estados Unidos, más de 200 ballets están registrados con Labanotación, método más complejo desarrollado por Rudolf von Laban a principios del siglo XX. La Labanotación utiliza tres líneas verticales, hacia derecha e izquierda, que son símbolos de los movimientos y las posiciones del bailarín. Un tercer método, que se usa en Europa, el sistema Benesh, inventado por Rudolf Benesh en los años cincuenta, utiliza símbolos para indicar la posición de cabeza, brazos, manos, pies y codos.
La desventaja de estos tres sistemas es que toma demasiado tiempo registrarlos y entenderlos. Un minuto de ballet supone seis horas de trabajo. Ya se graban en video los movimientos del ballet, pero este recurso también tiene problemas técnicos; si la cámara se enfoca muy cerca de un bailarín, no es posible ver la acción general. Si la toma está muy alejada, entonces se pierde el detalle de los movimientos y las expresiones faciales.
Desde principios de 1980 los expertos en computación han trabajado para desarrollar programas de grabación, utilizando figuras animadas para simular todos los detalles de la actuación de un bailarín. Tales programas requieren grandes computadoras que están fuera del alcance de la mayoría de las compañías de danza. Pero, así como las computadoras ya están en muchos hogares, parece que pronto esa tecnología ayudará a los coreógrafos a conservar para siempre su arte.