La disección del cuerpo de un criminal era un espectáculo público.
Aprender de un cadáver
El cadáver del criminal, una vez retirado del cadalso, era colocado en un carro y enviado a la universidad de Padua. En la facultad de medicina, Andrés Vesalio, un anatomista flamenco de 23 años, diseccionaba el cadáver ante una audiencia compuesta por estudiantes y profesores. Con gran habilidad ponía al descubierto la compleja red de nervios que enlazaban el cerebro con la médula espinal. La disección, que era un espectáculo público en la Padua del siglo XVI, constituía el castigo final del criminal. En 1543, Vesalio publicó los resultados de sus investigaciones en De humani corporis fabrica libri septem, una gigantesca obra, meticulosamente ilustrada, a la que se atribuye el renacimiento de la ciencia anatómica. Vesalio -que había comenzado a diseccionar animales de niño- se basó en sus propias observaciones para extraer una serie de conclusiones sorprendentes. Sus descubrimientos despertaron gran expectativa en los círculos médicos y académicos porque refutaban numerosas hipótesis tradicionales sobre el cuerpo humano. Aunque luego fue juzgado por el tribunal de la Inquisición, la importancia de su trabajo fue reconocida por otros médicos jóvenes que siguieron su ejemplo y desarrollaron gradualmente una imagen completa de la maquinaria humana.
