La Gran Pirámide de Giza próxima al Cairo, fue construída como panteón para tres faraones egipcios.
Con un pincel impregnado con rojo ocre, un obrero dibuja el nombre de su cuadrilla en un bloque de piedra y, a una señal convenida, el equipo se pone en marcha. El bloque pesa dos toneladas y media, y sólo hay ocho hombres para arrastrar el trineo que lo transporta. Los patines del trineo, empapados de agua, permiten que la carga se deslice fácilmente sobre vigas o rodillos de madera. El bloque se integrará en la inmensa construcción.
La pirámide crece día a día, con ayuda de rampas de tierra y ladrillo construidas capa a capa. La pirámide de Giza, próxima a El Cairo, se construyó como panteón para tres faraones egipcios. La mayor, la Gran Pirámide, medía originalmente 147 m de altura y abarcaba una superficie de 5.3 ha (hectáreas). Contenía los restos del faraón Kufú, fallecido en torno a 2568 a.C. Guiados por las estrellas, Las pirámides se asentaban sobre cimientos de roca.
Sin embargo, antes de comenzar la construcción había que nivelar el terreno. Para ello se abrían trincheras en la roca y se rellenaban con agua del Nilo. A continuación se hacían varios cortes en los lados de las trincheras para señalar el nivel del agua, y se vaciaba el agua contenida en su interior.
Finalmente se cortaba la roca hasta el nivel de las marcas y se rellenaban las trincheras con escombros. La orientación de la pirámide,(sus cuatro lados apuntan hacia los cuatro puntos cardinales) se determinaba con suma precisión (en fracciones de grado) observando el curso de las estrellas.
La piedra empleada en la construcción de las pirámides era la caliza, abundante en la región. Las cámaras interiores se revestían con granito extraído en las canteras de Asuán, a 966 km Nilo arriba; para la cubierta exterior se usaba caliza blanca. A medida que la pirámide crecía en altura resultaba más difícil arrastrar los bloques de piedra por las rampas. A falta de ruedas o poleas, todo se hacía por la fuerza bruta.
La etapa final de la construcción era la aplicación del revestimiento de caliza. Los bloques se cortaban en el suelo y se pulían con arena o fragmentos de roca para que las uniones verticales encajasen a la perfección. Luego se colocaban sobre una fina capa de argamasa y se instalaban en su lugar correspondiente. La cúspide de la pirámide se remataba con una roca de granito.
Una vez hecho esto, se desmontaban las rampas y la pirámide se revelaba al fin en todo su esplendor.
El saqueo de la gran pirámide
La cuadrilla de Abullah Al Mamun rastreó durante días el exterior de la Gran Pirámide, supuestamente inexpugnable, en busca de la entrada secreta de la tumba del faraón Kufú. El soberano egipcio había sido enterrado allí, con una inmensa fortuna, en el siglo XXVI a.C. Al Mamun, Califa de Egipto en el siglo IX d.C., había ordenado la entrada en la pirámide. Trabajando sobre rampas, los ingenieros hacían hogueras junto a los bloques de piedra para ablandarlos; luego los empapaban de vinagre o vino agrio para hacerlos explotar como si fuesen bombas.
Finalmente los embestían con arietes. Una vez dentro de la pirámide, los hombres de Al Mamun cavaron un túnel con picos, martillos y cinceles. Llegaron a una cámara funeraria de techo bajo, de unos 10.5 m de largo, 5 m de ancho y 6 m de alto. Habían encontrado la cámara real. Un ataúd de granito oscuro ocupaba el centro de la estancia; pero el faraón no estaba allí, ni tampoco su legendario tesoro. Los ladrones de tumbas se habían llevado las riquezas de Kufú casi 2,000 años antes, posiblemente ayudados por los obreros que participaron en la construcción de la Gran Pirámide.