En comparación con otros accidentes, las caídas envían a más personas, jóvenes en especial, al médico. ¿Cuál es la mejor protección?
Alcides
Moreno y su hermano Edgar eran limpiavidrios en Nueva York.
El
7 de diciembre del 2007, abordaron un ascensor hacia el techo de un edificio de
departamentos de 47 pisos. Bajaron en un andamio de aluminio de 4,8 metros de
largo por casi 1 de ancho, diseñado para descender lentamente junto al cristal
ahumado del inmueble. Sin embargo, los soportes que sujetaban la plataforma
cedieron y cayó, junto con los trabajadores, 144 metros. La caída duró apenas
unos cuantos segundos. Al impactar en el suelo, Edgar voló fuera del andamio,
se golpeó con la parte superior de una cerca de madera y murió al instante. Los
rescatistas encontraron vivo a Alcides, agazapado entre despojos de aluminio en
el callejón contiguo a la construcción, respirando y consciente.
Las
caídas son uno de los peligros más subestimados. Nos aterran los ataques
terroristas, las mordidas de tiburón, las epidemias de ébola y otras riesgos,
pero, al año, unas 646.000 personas mueren en el mundo por una caída. Son la
segunda causa de muerte por traumatismo, por detrás de los accidentes de
tránsito. En 2015 dieron causaron más de 33.000 funerales en los Estados
Unidos.
Además,
son una prolífica fuente de lesiones. Los Centros para Control y Prevención de
Enfermedades de los Estados Unidos indican que, en ese país, acuden más
pacientes a urgencias por tropezar que por cualquier otro siniestro, incluyendo
percances viales. Y si bien los adultos mayores con huesos frágiles necesitan
tomar precauciones, quizá no sean los más vulnerables a lastimarse por esta
razón. En un estudio publicado en
PLOS
One el año pasado, casi el 18 por ciento de los hombres entre 18 y 44 años
había reportado una lesión relacionada con una caída durante los tres meses
previos, más del doble que aquellos de 65 años o más.
Le
pueden ocurrir a cualquiera, en cualquier lugar y momento. Las espectaculares,
desde grandes alturas y en exteriores, como el caso de los hermanos Moreno, son
insólitas. Los lugares más peligrosos no son tejados ni barrancos, sino los
espacios interiores no tan elevados, los cotidianos: la ducha, los pasillos del
supermercado y las escaleras.
Cualquier
caída, incluso al levantarse de la cama, puede cambiar la vida por completo y
dejar inválido a alguien con excelente salud en un santiamén. No sorprende que
los científicos estén invitando a gente de todas las edades a que aprendan a
caer de forma que puedan minimizar los daños. Así, las caídas se consideran ya
no peligro súbito que debe evitarse, sino una inevitabilidad que prever a
cualquier costo.
La
preparación podría haber sido un factor determinante en el resultado de la
fatal caída de los Moreno. Una teoría es que Alcides sobrevivió porque, cuando
el andamio cedió, se recostó y se aferró a la plataforma, como se enseña a los
limpiavidrios profesionales. Mientras el andamio se desplomaba, esto pudo haber
incrementado la resistencia al aire que oponía el tablado, reduciendo así su
velocidad. La desaceleración es clave para sobrevivir a estos incidentes y
reducir las lesiones. Como se dice, “lo que mata no es la caída, sino el
golpe”. Alcides se sometió a 16 cirugías y estuvo en coma durante semanas.
Pero, gracias a un largo régimen de terapia física y ocupacional para
fortalecer sus piernas y restaurar su equilibrio, puede caminar de nuevo.
Algunos
de los siguientes consejos son puro sentido común, y a menudo los ignoramos…
hasta que el descuido provoca un accidente. Algunas sugerencias podrían
requerir entrenamiento o práctica. Vale la pena considerarlas, sin importar qué
tan firme se sienta cuando está de pie.
Prepare su entorno
Estire
las alfombras sueltas o quítelas, ilumine bien las escaleras, seque los
derrames de inmediato, instale barras de seguridad y gomas antideslizantes en
la ducha; aplique un tratamiento antideslizante en superficies resbalosas, como
pisos de mármol.
Extreme precauciones
Fíjese
por dónde camina; no lo haga mientras lee o usa el teléfono. Siempre sujétese
de las barandas; la mayoría de las personas que usa las escaleras no lo hace.
No lleve las manos en los bolsillos, eso merma su habilidad para recuperar el
equilibrio al tropezar; llevar un portafolio o mochila pesados menoscaba
la estabilidad.
Mejore su equipo
Use
zapatos antideslizantes. Póngase un casco cuando ande en bici o skate, o al
esquiar. De requerirlo, use bastón, andadera, o un aparato auditivo. “Los que
sufren pérdida auditiva tienen más dificultades para mantener el equilibrio y
el paso, y muestran una mejora significativa tras usar un audífono”, señala la
profesora Linda Thibodeau, del Centro de Investigación Auditiva Avanzada de
Dallas, de la Universidad de Texas.
Escuche a su cuerpo
Las drogas, el alcohol y hasta la falta de sueño pueden afectar el equilibrio y la coordinación, y se convierten en un factor de riesgo.
Frente a mareos o debilidad, siéntese de inmediato sin importar que alguien pueda pensar que es débil o mal educado: puede volver a levantarse una vez que confirme que no se desmayará. Lleve una dieta balanceada para aumentar su densidad ósea y fuerza muscular; así reduce la posibilidad de resultar herido si llega al piso. En 2015, un estudio con más de 12.000 ancianos franceses encontró relaciones entre una mala nutrición, las caídas y las fracturas. El entrenamiento de fuerza también es útil: una parte inferior del cuerpo fuerte es importante para recuperarse de resbalones; una parte superior sólida, para sobrevivir.
Si se cae, ruede
Los
científicos desarrollan respuestas seguras de aterrizaje a fin de reducir las
lesiones. Si está cayendo, protéjase la cabeza. Los entrenadores de
paracaidismo sugieren no tomar tierra de frente o hacia atrás. La clave es
rodar y tratar que las partes más blandas del cuerpo absorban el impacto. “No
extienda los brazos hacia el suelo”, dice Chuck Coul, director de combate en la
Lyric Opera de Chicago, describiendo cómo les indica a los actores que caigan
sobre el escenario. “Mejor distribuya el peso en pantorrillas, muslos y
glúteos, rodando sobre la parte exterior de su pierna”.