Para celebrar ellos contaron las anécdotas graciosas de sus años de estudiante. Épocas intrañables de camaradería, chistes y travesuras que recordaron para toda la Comunidad.
Los editores de Selecciones tuvieron la difícil tarea de elegir sólo cuatro historias de entre todas las que compartieron los miembros de la Comunidad. Cada anécdota, foto, historia y recuerdo contagió risas, diversión y juventud.
Estos fueron los tres ganadores:
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Estefanía Latorre de Tupungato, Mendoza.
Celebrábamos el acto por el día de la Bandera en el colegio secundario y yo fui la alumna elegida para leer el guión del acto. Al llegar el momento en que debía hacer su entrada la Bandera, en lugar de pedir un aplauso, dije al micrófono: «Recibamos con un fuerte abrazo a nuestra bandera de Ceremonias». Toda la escuela rompió en rizas pero el momento había quedado en el olvido. Luego todos entramos a las aulas y faltaba uno de mis compañeros, luego de media hora apareció y su excusa fue muy convincente: «Es que me quedé haciendo cola para abrazar la Bandera».
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Sara Ochoa de Capital Federal.
Cuando fui al viaje de Bariloche en el año 1983 mi grupo de compañeros y yo teníamos por las noches bailes y por las mañanas excursiones. La última noche estaba tan cansada que me fui al hotel y tenía la costumbre de cerrar la puerta con llave (yo compartía con 3 chicas la habitación ) y cuando regresaron del baile empezaron a llamar y yo estaba tan profundamente dormida que no eschuchaba nada. Yo sentí unos golpes fuertes, me desperte y habían tirado la puerta abajo. Estaban mis compañeros, supervisores, gente de hotel pensando que yo estaba desmayada. Me puse roja como un tomate y es el día de hoy que mis compañeros me ven y siempre me lo hacen recordar.
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Sabrina Petruk de Lanús Oeste, Buenos Aire.
Cuando estaba cursando el 5to año del secundario, nos revelamos un día con todos los profesores y nos encerramos en el aula. Trabamos las puertas con bancos y tapamos los vidrios con papeles de diario. Uno de los chicos había llevado un amplificador con un radio grabador, así que pusimos música muy fuerte y tiramos papelitos que previamente habíamos cortado. Así estuvimos por 40 minutos, lo cual hizo que perdiéramos la hora de inglés, jaja. Pero no terminó ahí, para completarla cuando decidimos abrir las puertas, salimos al patio y nos comenzamos a tirar con sifones de soda que teníamos escondidos en los armarios. ¡Fue una mañana genial para nosotros! Luego tuvimos que limpiar todo y la directora nos pidió que nos retiráramos porque así mojados no podíamos seguir. Nosotros contentos nos fuimos a festejar al medio de la plaza a las 10 de la mañana. ¡Bueno esa es mi mejor anécdota que nunca voy a olvidar! ¡Espero que les guste!